Sandalio Gómez, profesor de IESE Business School especializado en relaciones laborales

“A la reforma laboral no se le puede pedir que cree empleo sola'

Foto: Santy
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Navarra y profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones, Sandalio Gómez está especializado en recursos humanos y relaciones laborales, “ámbitos en los que ha crisis ha tenido una incidencia importante”, dice.
Gómez, que participará en las jornadas para directivos de la IESE Business School que la entidad navarra organiza en Santiago, analiza algunas de las claves de la reciente reforma laboral.
¿Es la reforma que necesita la economía española?
Esta es la séptima reforma del estatuto de los trabajadores, y llega en una situación compleja. Las expectativas eran grandes, y los miedos de saber hasta dónde podía llegar también. Creo que esta reforma ha dado un paso muy positivo en unas direcciones concretas, otras tendrán que precisarse a lo largo de desarrollo posterior de la ley y otras podrán modificarse ligeramente tras su discusión en el Congreso, pero lo que puedo decir es que es una reforma de las más importantes en cuanto a contenido, ambición y propósito.
Entonces, desde su punto de vista, ¿las medidas son las adecuadas?
Decir si lo son es un poco arriesgado, sobre todo en el contexto del momento en el que vivimos. Hay que partir de la base que el modelo de base de relaciones laborales que tenemos en España desde el 80 no ha ayudado a lo largo de este tiempo a generar trabajo estable. España siempre ha tenido una estructura laboral que le hacía tener un número de parados superior a la media europea, lo que se ha acelerado en tiempos de crisis. Incluso llegamos a duplicar la tasa de paro de países que, en teoría, son similares al nuestro. Esto quiere decir que hay algo estructural en el mercado laboral español que condiciona el desempleo. Estaba claro que había que tomar una serie de medidas y modificar el sistema actual. Saber si esto es adecuado o no, es un juicio de valor. Lo que sí creo que es que se ha trabajado en la dirección correcta. Dejando a un lado juicios de valor, hay que destacar que los pasos dados son importantes, ahora llega el momento de demostrar que sirven para crear empleo y mejorar la competitividad de las empresas, que es lo que persigue.
¿En qué plazo calcula que podramos comprobarlo?
A corto plazo deberían de generarse puestos de trabajo, por la sencilla razón de que se crean contratos de formación para jóvenes con condiciones especiales y porque también se establece un impulso para la contratación de parados de larga duración. Todo eso puede hacer que las empresas se muevan. Desde mi punto de vista, un cierto impacto deberían tener. Pero lo más gordo son las reglas del juego que se establecen en la flexibilidad interna de las empresas, que a medio plazo deberían facilitar también el empleo. Debería de generarse empleo. Y a medio plazo, hablo de unos seis meses, deberían empezarse a notar los efectos estructurales de la reforma.
Pongámonos en una situación menos optimista...
Pues habrá que reformar algunas de las medidas tomadas. De las siete reformas que han habido, cinco, prácticamente, no han cumplido sus objetivos, de ahí que ahora estemos hablando otra vez de una reforma laboral cuando hace año y medio hubo una. De todas formas, la reforma laboral no es lo único que hay que cambiar. Hay que conseguir que el crédito fluya en las empresas, hay que modificar modelos de la actividad económica e industrial, etc. A la reforma laboral por sí sola no se le puede pedir que cree empleo.
¿Cuál sería la medida clave?
La flexibilidad interna dentro de la empresa, sin duda. Se establecen unos mecanismos, que antes no existían, para que el empresario pueda adaptarse a las necesidades del mercado con agilidad suficiente para que su situación no se complique más. Esto, que quizá ha llamado menos la atención, para mí es lo más importante de todo. La flexibilidad en la movilidad funcional, la adaptación del salario, de la negociación colectiva, etc., es lo que hace que una empresa viva.
Dice que es la reforma laboral más importante de la Democracia, y sin embargo se llevó a cabo sin ningún consenso social, ¿no la hace más débil?
Una reforma con consenso es mejor que otra sin consenso, eso está claro. Es el primer objetivo, porque la aplicación de la ley en los convenios colectivos de cada empresa o sector será más fácil. Tenemos el ejemplo de las reformas del 94, que tuvo una huelga general, y la del 97. Ésta última, siendo prácticamente el mismo texto, fue aceptada por los sindicatos. Sería lo fundamental, pero si la posición de los sindicatos es la de decir “no”, la reforma hay que hacerla igual.

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