ELECCIONES 25 - S

Los gallegos deciden su futuro con el resto de España mirando de reojo

photo_camera Una urna electoral situada el viernes en Montevideo, capital de Uruguay, con votos de los emigrantes.

2.701.848 electores otorgarán otra mayoría absoluta para el PP o abrirán la puerta a un pacto de nacionalistas e izquierdas

Elecciones autonómicas y algo más, en una jornada en la que toda España mira a Galicia y al País Vasco. Hoy, 2.255.579 de votantes gallegos -364.380 votantes ourensanos- están llamados a las urnas para elegir la composición del Parlamento de Galicia: en juego, los 75 escaños de la cámara autonómica. El censo electoral del 25-S asciende hasta los 2.701.848 personas si sumamos a los 446.269  residentes fuera de la comunidad.

Esta jornada de urnas se decide la reelección del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la Xunta de Galicia desde 2009, o la entrada de una alternativa de la oposición, que tendría que pasar por un acuerdo previo de varios partidos nacionalistas y de izquierda, como ya ocurrió con el bipartito de socialistas y nacionalistas en la Xunta que encabezó el entonces líder del PSdeG, Emilio Pérez Touriño.

Los electores gallegos encontrarán esta vez en las mesas hasta 58 candidaturas que concurren en las diferentes provincias. El abanico más grande de opciones políticas se da en esta ocasión en A Coruña, donde los votantes podrán elegir entre 18 candidaturas. En Pontevedra se podrá optar entre 16, mientras que  Ourense y Lugo, lo hará entre 13 y 11 formaciones políticas respectivamente. 

Una decena de partidos concurren a estas elecciones por las cuatro provincias: PP, PSdeG, BNG, En Marea, Ciudadanos, Compromiso por Galicia, el Partido Animalista contra el Maltrato Animal (Pacma), Recortes Cero-Grupo Verde, Ganemos Galicia: Sí Se Puede y el Partido Anticorrupción y Justicia (PAyJ).

PARTIDOS CON ESCAÑO

No obstante, una vez más, la Ley D'Hont, tan manida siempre en jornada electoral, provocará que queden fuera del juego los partidos de menor representación: su objetivo es penalizar a los partidos en exceso minoritarios, y su empleo también está relacionado con la necesidad de facilitar la gobernabilidad e impedir una enorme amalgama de fuerzas políticas en un mismo parlamento. En Galicia, esta penalización es aún mayor, ya que tras la modificación realizada en 1992, con Manuel Fraga al frente de la Xunta, se exige un mínimo del 5% de votos para poder entrar en el reparto de escaños, en lugar del 3% que se había recogido en la ley electoral de 1985.

UN NUEVO MAPA POLÍTICO

Las elecciones de este domingo marcan un punto y aparte en la marcha de Galicia, que celebró sus últimos comicios autonómicos en 2012. Entonces, con una participación del 54,91%, el PP logró la mayoría absoluta con 41 escaños, seguido del PSOE con 18, AGE con 9, y el BNG con 7. A esta nueva cita con las urnas los gallegos llegan con dos importantes condicionantes: la integración de AGE, EU y Podemos en la candidatura En Marea, y, en menor medida, la aparición a nivel nacional del partido emergente Ciudadanos, que concurre por primera vez en Galicia.

ATENCIÓN NACIONAL

Por otra parte, el bloqueo político que vive España hace que las elecciones gallegas estén en el punto de mira de todas las formaciones nacionales. Los candidatos han destacado en la campaña que el 25-S contribuirá, en una u otra dirección, a desatascar el diálogo entre partidos con posibilidad de llegar a La Moncloa. Hoy podría salir un mensaje implícito sobre la urgencia de adoptar un acuerdo de gobierno, o una disputa sobre las terceras generales.

En clave interna, gallegos y vascos -más, los primeros- tendrán en su mano la ocasión de abrir una crisis en los grandes partidos: el PSOE, a las puertas de un congreso federal clave para su futuro, y Podemos, con un debate abierto entre sus líderes, podrían verse afectados. Tanto el PP como C's se enfrentan a retos similares. 

El 25-S no será definitivo para solventar el parón político, pero sí abrirá la veda de posiciones críticas en los partidos y en los agentes empresariales; todo ello puede influir en la búsqueda de una salida urgente hacia la gobernabilidad. n

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