La propaganda electoral se va de la televisión y cae en las redes sociales

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El audiovisual se asienta como una notable vía de producción ideológica, y los partidos no ignoran su influencia

Otra figura importante de las campañas electorales son los spots electorales. Se trata de una herramienta que en los últimos años ha ido migrando de la televisión a la red, conviertiéndose las redes sociales en su principal emisor. El audiovisual se ha asentado como uno de los principales métodos de producción ideológica y los equipos de comunicación de los partidos, no ignoran su influencia. 

Los de Feijóo, han huido de Youtube –cajón habitual para este tipo de vídeos– y han colgado, en el Facebook del candidato un emotivo vídeo que, siguiendo la técnica del storytelling –el arte de contar una historia para persuadir,  nos habla de Ramón, un abuelo que fue emigrante y que lleva casado 50 años. La historia es narrada por su nieta, quien lo acompaña al colegio electoral. Por el camino, unos turistas preguntan por la playa, momento en el que sale a relucir uno de los más cansinos clichés sobre los gallegos. ¿Que quieren ir a la playa? "Bueno… Depende",  contesta el protagonista. Lo resuelve la nieta admitiendo que, aunque los gallegos dudemos en las pequeñas cosas, "as certezas, deixámolas para as cousas importantes". Mientras lo escuchamos, ambos cogen la papeleta del Partido Popular –o de Feijóo, ya no se sabe– para dirigirse a votar. Con una realización impecable, los populares pretenden desmontar la idea de que la edad media de sus electores es avanzada, y generar empatía en la gente joven a través de la identificación con los valores familiares. 

Leiceaga lleva desde la precampaña difundiendo vídeos  en los que el candidato es el protagonista y habla directamente con el espectador. El candidato, en un primer plano largo mientras pasea con el mar al fondo, pide nuestro voto "por Galicia". Hasta que de repente se para, se gira a la cámara, y nos informa de que, ante la pregunta del 25 de septiembre, "ti das unha resposta nova". Una respuesta que son ellos, claro está. 

Los nacionalistas comenzaron su campaña audiovisual la pasada semana con un corto documental titulado 'Un día con Ana'. Como se desprende del título, la cámara acompaña a la candidata durante un día entero de campaña. Afortunadamente, tras el montaje, el vídeo no dura 24h, sino 13 minutos. Y bien le llega. Tras esta pieza, se realizó otra en la que Pontón conversa con el dramaturgo Quico Cadaval, y que emula aquellos famosos anuncios de un banco catalán, en blanco y negro, y que tanto –o no– nos hacían reflexionar. Y hace 5 días llegó el spot, en su forma más tradicional, pero fresco y dinámico. En una especie de "Un día con Ana" express, la candidata sale de casa y se convierte en protagonista pasando al lado de una familia, unos jóvenes, unas señoras que pasaban por allí y también un grupito bebiendo una conocida cerveza gallega junto a un árbol –desconocemos si existe algún tipo de patrocinio–.

Todos los presentes en el vídeo saludan a a la candidata Ana Pontón  y la aplauden, hasta que finalmente esta se reune con los otros tres cabezas de lista en el alto de un monte para proclamar que "o noso país” necesita “un tempo novo".

Los de Villares, que han mejorado el spot de AGE en 2012, reiteran, con imágenes que evocan distintos puntos de su discurso, cómo quieren que sea el país. "Queremos un país de iguais, como unha fiestra, compartido…" es la idea central. Si bien el candidato aparece en el vídeo, son dos voces en off –femenina y masculina– las que lo narran. Acaban pidiendo directamente el voto,  con el candidato sonriendo en primer plano. 

Los de Ciudadanos, al igual que con el autobús, han sorpendido difundiendo un mismo vídeo para las gallegas y las vascas, en el que todo lo narra Albert Rivera. Galicia no aparece. Esta vez ni siquiera al revés.

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