Rajoy se lleva Ourense de calle

"Cómo no me voy a poner colorada, le iba a dar la mano a Rajoy y me dio dos besos", comentó a sus amigas una señora en Ribadavia; el presidente en funciones se hizo selfis y firmó autógrafos como una estrella de rock.

En el supuesto de que Mariano Rajoy llegase justo de cariño popular, durante su parada en Ourense para hacer campaña llenó el depósito. "Que baje a la calle le dicen... Pues aquí está. En Ourense. Y la gente quiere fotos con él", publicó el secretario general del PPdeG, Miguel Tellado, en las redes sociales. Bajó a la calle el presidente en funciones y lo hizo temprano para caminar a las ocho de la mañana con Manuel Baltar, presidente de la Diputación, desde el Conservatorio hasta las termas de Outariz. Una hora y diez minutos emplearon en recorrer casi diez kilómetros bajo un intenso aguacero y confidencias políticas a resguardo de curiosos porque sólo se cruzaron con otros cuatro caminantes.

La agenda diseñada por el PP ourensano estuvo cargada de simbolismo. Primero visitó Avión, el municipio que aporta el mayor porcentaje de votos a la saca popular, después se desplazó a Ribadavia porque Feijóo no mitineará en este feudo socialista y tras pasear la comida por el centro de Ourense remató la jornada en O Carballiño, donde residió hasta los tres años.

AVIÓN Y RIBADAVIA

En Avión jugaba en casa. Hasta un anciano comentó que podía ahorrrarse la gasolina mientras Rajoy se zampaba un pincho de tortilla. No hay dudas a la hora de acudir a votar. Ribadavia es antemural socialista, pero el presidente en funciones notó el cariño nada más pisar la capital del Ribeiro. "Atende ti , que xa chega", reclamó la dueña de un bar al lado del castillo a su compañera. "Eu quería darlle un bico se me me deixan", añadió. La mujer llevó beso, foto y agradeció la atención con lágrimas que no pudo disimular.

Con César Fernández, líder local del PP, ejerciendo de guía por uno de los barrios judíos más importantes de Europa, a los 'pastores' de la comitiva presidencial les costó conducir el rebaño según el plan establecido porque las peticiones de selfis y las paradas para hablar con los vecinos eran constantes. "Siga usted por el bien de España", pidió un hombre emocionado. "Yo le voto siempre". Qué más quisiera Rajoy que complacer sus deseos como hizo con una señora que se acercó para saludarlo. "Te has puesto colorada", bromearon sus compañeras. "Es que quería darle la mano y me dio un beso", justificó emocionada. 

DULCES JUDÍOS Y RIBEIRO

Espantado el rubor, al ver al periodista tomando nota solicitó que reflejase que el alcalde socialista, Ignacio Gómez, no acudió a recibir al presidente del Gobierno. Apuntado queda, pero hasta César Fernández les explicó que no se trata de un feo institucional porque es comprensible que el regidor no acuda a un acto del PP en plena campaña electoral gallega.  

La Tafona de Herminia no es un monumento pero sí se conoce en todo el Estado porque es el único horno que elabora dulces judíos con la sabia receta de Herminia. "Veñen de todas partes a compralos. Son a única que os fai e o que queira probalos ten que vir eiquí porque eu non vendo para fóra". Se levanta a las tres de la mañana para preparar los melindres y Rajoy se llevó un surtido después de una degustación porque Herminia no concede excepciones a la norma.

También ordenó al presidente que le echase una mano abriendo el horno y él obedeció mientras le sugería que es necesario cambiar la ley "para que goberne o que gañe as eleccións". Rajoy agradeció sus palabras animándola a continuar con las manos en la masa. La repostera comenzó hace 27 años con su receta y no encuentra relevo para que el negocio tenga continuidad en un futuro no muy lejano si la biología no se muestra clemente.

Camino de la sede del partido, la expedición se detuvo frente al Concello para hacerse una foto de familia. Parecía una mañana perfecta en uno de los pocos municipios ourensanos que salpican de rojo el mapa pitufo que muestra Manuel Baltar el día después de cada proceso electoral. "Ladrón, vaite para Madrid, aquí non pintas nada. Ves traer a probreza a Galicia", gritó una mujer al lado del Concello justo después de que los simpatizantes le propinasen a Rajoy una calurosa ovación delante de una casa consistorial que se le resiste al PP. "Son los de siempre", comentó la señora que se había ruborizado con los besos del líder de los populares. 
Otras dos mujeres se acercaron para tomar una fotografía del protagonista de la mañana en la villa, "aunque para hacer una broma", argumentaron al ser preguntadas por los peridiodistas.

Con dulces y vino Ribeiro que le entregaron en la sede del PP para recorrer el camino, Rajoy repuso después fuerzas en el restaurante A Taberna de Ourense para regresar a la carga a media tarde en el parque de San Lázaro. Más de diez minutos necesitó Rajoy para recorrer 300 metros por la petición de selfis y de autógrafos. En O Carballino el baño de masas estaba cantado, emulando la campaña de 2009 que permitió a Feijóo recuperar la Xunta para el PP. Rajoy se llevó Ourense de calle. De Rita Barberá no quiso saber ni decir nada. 

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