Cae una banda que robó centenares de motocicletas en Barcelona

Los Mossos d'Esquadra han desarticulado un grupo muy activo dedicado al robo de motocicletas y ciclomotores en Barcelona y su área metropolitana que trasladaba los vehículos por piezas a Marruecos para revenderlos por un precio inferior al de mercado.
En la operación, denominada Busa, los Mossos han detenido a 15 personas, todas ellas marroquíes, de Casablanca, y han recuperado cerca de 300 vehículos robados, la mayoría ciclomotores y también algunas furgonetas que servían para su traslado, que les hubieran reportado unos 320.000 euros de beneficios.

Nueve de los 15 detenidos están en prisión, mientras que dos se encuentran en proceso de extradición y el resto en libertad con cargos, y se busca a al menos una decena de integrantes más del grupo que están en paradero desconocido.

El 20 de abril los Mossos realizaron cuatro registros en Cardedeu, Sabadell, Barber del Valls y Sant Antoni de Vilamajor, y en días posteriores fueron practicando las detenciones.

Desde la desarticulación del grupo, entre abril y mayo, el robo de ciclomotores ha caído en Barcelona entre un 30 y un 40 por ciento, según informó en rueda de prensa el inspector jefe de Crimen Organizado de los Mossos, Jordi Ollé.

Según Ollé, la organización 'tenía capacidad para llevarse en torno a 1.000 motos al año', sin tener en cuenta las furgonetas que usaban en su infraestructura, y los vehículos, una vez en Marruecos, no se volvían a recuperar.

Los ladrones también robaban motos de alta cilindrada por encargo, en función de las peticiones que recibían de potenciales clientes.

La investigación se inició al constatar un aumento de denuncias de robos y hurtos de motocicletas y ciclomotores de pequeña cilindrada, que se estaban produciendo por la noche en Barcelona y localidades cercanas, tras una primera operación en un local de Sabadell en el que se recuperaron 36 ciclomotores.

Los integrantes del grupo --tres células diferentes que colaboraban, según Ollé-- robaban en equipos de cuatro o cinco individuos: un vehículo con una o dos personas que circulaba delante servía para 'señalar' las motocicletas a robar y una furgoneta sustraída poco antes, con un conductor y dos cargadores, se encargaba de recogerlas; en una noche se podían llegar a producir seis robos en una misma calle.

Las motos eran desmontadas por piezas en algún garaje o nave alquilada, embaladas para evitar que sufrieran algún desperfecto y trasladadas en furgonetas hacia Marruecos, donde se montaban de nuevo y se vendían a un precio de entre 1.000 y 1.500 euros, por debajo del coste que podrían tener en España.

Para disimular la carga --podían llegar a transportar unas 25 motos--, se colocaban las piezas en el fondo de la furgoneta, detrás de electrodomésticos y colchones, además de inutilizarse las puertas laterales para impedir que fueran encontradas en un registro.

Los transportistas no formaban parte de la organización y eran contratados por unos 200 ó 300 euros, más el dinero que obtenían al vender los electrodomésticos.

En la última fase de la operación, los transportes se hicieron en un ferry Barcelona-Tánger, ante la presión policial, para evitar los controles de carretera.

Los miembros de esta banda estaban asentados en la comarca del Barcelons, principalmente en Santa Coloma de Gramenet, Barber del Valls y Badalona, y, además del robo de vehículos, se dedicaban a la receptación y el tráfico de drogas --se intervino 1,2 kilos de hachís--.

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