Condenado a 39 años de cárcel por matar a martillazos a sus caseros

La sección segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a 39 años de cárcel a Juan Carmelo Santana Álamo, acusado de asesinar a martillazos a sus caseros cuando éstos acudieron a cobrar a su casa en la localidad de La Oliva (Fuerteventura).
Según el relato, el imputado cubrió posteriormente los cadáveres con bolsas y, tras tenerlos varios días en casa, los trasladó en coche hasta una zona apartada en donde los escondió bajo un montón de piedras. Los cuerpos fueron hallados el 15 de julio de 2006.

La sentencia, dada a conocer hoy por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias, condena a 22 años de cárcel al acusado por el asesinato del hombre, de 60 años de edad, y otros 17 años por el fallecimiento de la mujer de éste, de 58, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal. Además de que se indemnice en concepto de responsabilidad civil al hijo de los fallecidos con 300.000 euros y al pago de las costas procesales, incluidas las de la acusación particular.

Así, la Sala se muestra conforme al acta del veredicto extendida por el tribunal del jurado en congruencia con el objeto del veredicto y declara probados que el día 11 de julio de 2006, sobre las 11.20 horas, la pareja británica se dirigió en un vehículo a la calle La Caleta de el Cotillo, en La Oliva, para cobrar el alquiler a los inquilinos de unos apartamos ocupados por el acusado y su hijo, que adeudaban tres meses de alquiler. Además, también iban a reclamar el dinero de otro apartamento ocupado por una mujer. Los propietarios habían citado a ésta vía telefónica días antes.

Según se relata, mientras el fallecido acudió al domicilio de la mujer para informarle de que iban a casa del acusado y luego tomarían un café con ella, la otra víctima llamó a la puerta de Santana Álamo. En ese momento comenzó una discusión ya que el inquilino no tenía el dinero del alquiler y al decirle la mujer que se fuera buscando otra casa, el acusado la golpeó primero con la mano y aprovechando que ella cayó al suelo, se colocó sobre ella, 'cogió un martillo con la intención de acabar con la vida de la mujer y la golpeó en repetidas ocasiones, con violencia desmedida, provocándole un hematoma intracraneal que necesitó de horas para provocar su fallecimiento', explicó el Ministerio Público.

Fue minutos después cuando el marido de la víctima llegó a la vivienda del suceso y llamó a la puerta en busca de su mujer. Entonces el acusado se acercó a la entrada con el martillo en la mano y 'nada más entrar en el domicilio y guiado también por la intención de acabar con su vida, sin mediar palabra, comenzó a propinarle con una violencia desmedida una serie continua de golpes en la cabeza que le ocasionó la muerte'.

Posteriormente, según el fiscal, el acusado les cubrió la cabeza, el cuello y la parte superior del tórax 'con dos bolsas blancas' que unió con 'cintas de embalar atada a nivel del cuello y cubriendo el cuerpo de los mismos con mantas unidas al cuerpo por cintas de embalar, conservando ambos cadáveres en su domicilio durante un tiempo'. Además trasladó el vehículo propiedad de la pareja.

ESCONDIÓ LOS CUERPOS BAJO PIEDRAS

Del mismo modo, en fecha desconocida el acusado trasladó en un vehículo los cuerpos en la parte trasera del mismo hasta el lugar conocido como Malpaís de Mascona en El Cotillo, donde los cubrió con un montón de piedras, hasta que fueron localizados el día 15 de julio de 2006.

Las muertes de las dos víctimas se produjeron como consecuencia de las heridas sufridas por los golpes en la cabeza que provocaron la afectación de los centros vitales del sistema nervioso central y la causa intermedia fue un hundimiento craneoencefálico con fractura-hundimiento de la bóveda craneal, señala la sentencia.

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