Condenan a tres años de cárcel al patrón de un cayuco que transportó a 161 personas por unos 900 euros cada uno

El patrón de un cayuco que partió de Senegal con 161 personas a bordo con destino a Canarias ha sido condenado a tres años y seis meses de prisión. Los inmigrantes irregulares que viajaron a bordo de la embarcación que arribó a las costas de La Palma, concretamente al municipio de Tazacorte, pagaron entre '600 y 900' euros por su 'billete'.
La sentencia de 15 de diciembre de 2008 considera probado que el condenado, Antoni B., ejerció las labores de patroneo de la nave que llegó a La Palma el 16 de octubre de 2007 procedente de la costa senegalesa, donde quedó el socio del procesado, Bakara M. Otras personas no identificadas trabajaron con Antoni B. con ánimo de traer a España a 161 personas carentes de autorización administrativa de entrada y permanencia en este país, promoviendo así la inmigración clandestina.

El acusado fue declarado culpable de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros como responsable del uso de una embarcación tipo cayuco --empleada en Senegal para labores de pesca--, 'inadecuada' para una travesía de 10 días --del 6 al 16 de octubre de 2007-- y que navegó con una sobrecarga de 161 personas. El fallo de la sección quinta de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife revela que la nave contaba con motor de repuesto y a su llegada a puerto, se encontraron en su interior restos de comida sobrante.

El procesado negó haber patroneado el cayuco, aunque las declaraciones de al menos dos testigos que lo reconocieron corroboran lo contrario. Los testigos afirmaron haber pagado entre 600 y 900 euros a Bakara M. Según el testimonio del condenado, al no poder pagar el billete, el organizador del periplo le ofreció el trabajo de patrón, aprovechando los conocimientos adquiridos mientras fue pescador en Senegal, al tiempo que ayudaba a cocinar y repartía la comida.

Dos agentes de la Guardia Civil también se fijaron en el condenado a su llegada al puerto, diferenciándolo por su complexión fuerte y porque maniobraba con uno de los timones.



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