Un hombre de 38 años ha sido detenido por la Policía Nacional de Málaga como presunto autor de un delito de hurto continuado al sustraer más de 1.800 prendas de vestir en un comercio de venta al por mayor mientras simulaba hablar por el teléfono móvil.
Las investigaciones se iniciaron tras la denuncia formulada por la propietaria de una tienda de autoservicio de venta de ropa al por mayor ubicada en un polígono industrial de la capital malagueña, quien informó de la sustracción de varias prendas del interior del establecimiento.
El ahora detenido accedía al comercio simulando hablar por el teléfono móvil. Entonces, cogía un perchero móvil con el que se desplazaba por los pasillos y que a la vez utilizaba para guardarse de las cámaras de seguridad.
Según ha informado la Policía Nacional en un comunicado, cuando se percataba de que no era observado por los empleados o clientes, se escondía las prendas en su propia ropa y entonces, sin dejar de hablar por el móvil, abandonaba el comercio.
Una vez en el exterior, guardaba y almacenaba el producto sustraído en su vehículo que había dejaba estacionado en las inmediaciones. A continuación, volvía a entrar en la tienda y sin dejar de hablar por el móvil repetía la operación.
Esta maniobra que llegaba a repetir hasta cuatro o cinco veces al día, coincidiendo siempre con las horas de mediodía o primeras de la tarde y concluía con la compra de algo de ropa que pagaba en la caja, para disimular. Estas actuaciones las podría haber desarrollado durante los últimos dos meses. Curiosamente, el arrestado era considerado por los propietarios del negocio como un buen cliente, que acudía con bastante frecuencia al establecimiento.
El ahora detenido accedía al comercio simulando hablar por el teléfono móvil. Entonces, cogía un perchero móvil con el que se desplazaba por los pasillos y que a la vez utilizaba para guardarse de las cámaras de seguridad.
Según ha informado la Policía Nacional en un comunicado, cuando se percataba de que no era observado por los empleados o clientes, se escondía las prendas en su propia ropa y entonces, sin dejar de hablar por el móvil, abandonaba el comercio.
Una vez en el exterior, guardaba y almacenaba el producto sustraído en su vehículo que había dejaba estacionado en las inmediaciones. A continuación, volvía a entrar en la tienda y sin dejar de hablar por el móvil repetía la operación.
Esta maniobra que llegaba a repetir hasta cuatro o cinco veces al día, coincidiendo siempre con las horas de mediodía o primeras de la tarde y concluía con la compra de algo de ropa que pagaba en la caja, para disimular. Estas actuaciones las podría haber desarrollado durante los últimos dos meses. Curiosamente, el arrestado era considerado por los propietarios del negocio como un buen cliente, que acudía con bastante frecuencia al establecimiento.
