ANÁLISIS | ESPAÑA BUSCA GOBIERNO

Gobierno y dilema del prisionero

KIKO HUESCA
photo_camera El líder de Podemos, Pablo Iglesias, el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, la diputada socialista Meritxel Batet y el vicesecretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas.

España no ha cocinado su gobierno a la italiana, ni  a la portuguesa, ni a la valenciana. Habrá elecciones porque se cumplió el dilema de prisionero.

El dilema del prisionero es una de las teorías más antiguas sobre negociación, aplicada también a la política. Nuestros dos prisioneros son el PSOE y Podemos, aunque también es aplicable a cualquier combinación que incluya a los actores implicados en las negociaciones a tres.

Ambos se sientan a la mesa con las siguientes opciones, cooperar (abrir su programa y aplicar laxitud a su posición de máximos) y no hacerlo (establecer supuestos inasumibles para la otra parte). Fijemos además un resultado: evitar nuevas elecciones.

Este patrón parece que se ha dado a lo largo de los 112 días de negociaciones, dimes y diretes, que se han reproducido sobre los salones del Congreso.

Desde el punto de vista de Pedro Sánchez, imaginemos que decide cooperar. Hay que tener en cuenta que el comité federal del partido ha restringido al máximo su margen de maniobra. Un pacto con Podemos que implique un referéndum en Cataluña soliviantaría a los barones. Un pacto con Ciudadanos significa acordar con quien durante la campaña era “la derecha aseada” y dejar la puerta libre a Podemos a ocupar todo el flanco de la izquierda si logra colocar el mensaje de la “traición”.

Hagamos el ejercicio de pensar que Pablo Iglesias también opta por cooperar. Minimiza sus líneas rojas y renuncia al referéndum. Va a poner en riesgo su relación con En Comú Podem. Si accede a abstenerse en el pacto PSOE-C’s, los principios fundamentales del partido se disuelven. La ira de las bases se encienden. Nubarrones en Podemos.

Con este juego de posiciones -Iglesias ha utilizado en más de una ocasión la “guerra de posiciones” vs. “guerra de movimientos” de Gramsci- hay varios posibles resultados, teniendo en cuenta el único que lleva a la no repetición de elecciones es que ambos cooperen.

  1. PSOE y Podemos cooperan: no hay elecciones
  2. PSOE coopera y Podemos no: los socialistas habrán mostrado que están dispuestos a la renuncia de aquello que prometieron en campaña (lógico en cualquier negociación). Le estará dando argumentos a Iglesias para ocupar su espacio. Nuevas elecciones.
  3. PSOE no coopera y Podemos sí: se abre, por el cuadro actual, al entendimiento de Ciudadanos, con todo lo que ello implica para una formación que pasó de ocupar el cielo por asalto a buscar la hegemonía en la izquierda. Nuevas elecciones.
  4. Ni PSOE ni Podemos cooperan: es lo que ha pasado. Recogen las cenizas de las conversaciones para tratar de posicionar el frame de que el prójimo ha encallado las conversaciones y ha provocado que los españoles tengan que meter de nuevo el sobre en la urna.

 

24 de 28 gobiernos en Europa son tal gracias a dos o más partidos. La palabra más repetida tras el 20-D era Italia. La italianización de España, leíamos. Parece ser que no, España no es a la italiana, ni  a la portuguesa, ni a la valenciana. España va a elecciones porque se cumplió el dilema de prisionero.

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