A tenor de los resultados, la vida sigue igual. O muy parecida. Ni el bloque de izquierdas ni el de derechas consigue una mayoría que les permita gobernar.
La situación, en el fondo, recuerda a los comicios del 28 de abril, aunque en la forma hay variaciones. Sánchez salva el tipo con 120 escaños, tras perder tres. No logra capitalizar el voto progresista, su "leitmotiv" en campaña, pero tampoco sufre grandes daños, algo que no pocos socialistas temían tras las protestas en Cataluña. A su lado, Podemos sigue su progresiva caída elección tras elección para quedarse con 35 (confluencias incluidas) y el nuevo, Más País de Errejón, se queda con dos en su debut electoral.
Al otro lado, el Partido Popular recupera terreno tras tocar fondo hace medio año. Pero su subida hasta los 88 escaños se puede considerar moderada, lejos de los que fue y aspira a volver ser. En buena parte, por el auge de un Vox que dobla sus resultados y se impulsa con 52 diputados. El perjudicado, Ciudadanos. El desplome de la formación naranja no lo preveían ni las encuestas más pesimistas y deja a Albert Rivera más en entredicho que nunca. Los 10 escaños, con una bajada de 47, hablan por sí solos.
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La participación en la jornada de ayer fue del 69,96 por ciento, un porcentaje de casi dos puntos menos al registrado en los comicios del 28 de abril, que fue del 71,76 por ciento.
Entre las fuerzas nacionalistas, ERC sigue por delante de JxCAT, aunque en estos comicios los segundos subieron y los primeros bajaron. Mientras, el PNV sube un escaño para llegar a los siete.
EH Bildu (5), la CUP (2), Coalición Canaria (2), Navarra Suma (2), Més Compromís (1), BNG (1), Partido Regionalista de Cantabria (1) y ¡Teruel Existe! (1) y completan el arco parlamentario de estas elecciones generales.
