La magistrada cortó al terrorista diciendole: '¡Venga, venga!,¡buenas tardes!'

Un etarra intenta ante la juez quejarse de torturas

El etarra Jon Kepa Preciado recriminó ayer a la juez Ángela Murillo, que preside el tribunal que le juzgó por colocar un coche-bomba que ETA intentó hacer estallar el 1 de julio de 2003 frente a la sede de la compañía Iberdrola en Bilbao, que dé protección a los 'sucios torturadores y luego no tenga en consideración el sufrimiento de los demás' aseguró el terrorista ante la negativa de Murillo de permitirle ejercer su turno de última palabra para usarlo con otro objetivo que no sea el de defenderse, motivo por el que pidió a los agentes que custodiaban al acusado que desalojasen la sala de vistas, '¡Venga, venga, venga! ¡Bue
El etarra Jon Kepa Preciado recriminó ayer a la juez Ángela Murillo, que preside el tribunal que le juzgó por colocar un coche-bomba que ETA intentó hacer estallar el 1 de julio de 2003 frente a la sede de la compañía Iberdrola en Bilbao, que dé protección a los 'sucios torturadores y luego no tenga en consideración el sufrimiento de los demás' aseguró el terrorista ante la negativa de Murillo de permitirle ejercer su turno de última palabra para usarlo con otro objetivo que no sea el de defenderse, motivo por el que pidió a los agentes que custodiaban al acusado que desalojasen la sala de vistas, '¡Venga, venga, venga! ¡Buenas tardes!', le espetó la juez.

El incidente se produjo al final de la vista oral cuando el etarra, manifestó su intención de 'aprovechar' su turno de palabra y 'decir lo que quería decir'. 'No me interrumpa -le dijo la juez Murillo-, lo que vaya a decir que sea en orden a su defensa, no para que usted diga lo que quiera'.

La Fiscalía mantuvo su petición de seis años de prisión para el etarra por un delito de robo con fuerza con finalidad terrorista y otro por falsedad de placas de matrícula. Así lo afirmó el fiscal Pedro Martínez en su informe de conclusiones finales en el que elevó a definitiva su petición de pena, ya que aseguró que la prueba de cargo es suficiente para enervar la presunción de inocencia del acusado.

Para el representante del Ministerio Público los informes periciales presentados en la vista son concluyentes y acreditan que la autoría de las grafías que aparecieron en el artefacto debe imputársele al etarra tras el cotejo de las mismas con unas cartas que Preciado mandó a su novia y otras dirigidas a la juez francesa Laurence Le Vert en las que le pedía beneficios penitenciarios.

Preciado fue detenido en la localidad gala de Limoges en febrero de 2004 junto a Jon González González y en el momento de su arresto ambos portaban armas de fuego y documentos de identidad falsificados.

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