El fiscal pide diez años de prisión a un joven por intentar asesinar con un ladrillo y pastillas a su madrastra

El fiscal pide diez años de prisión a A.G.G., de 28 años de edad y natural de Pamplona, por un delito intentado de asesinado y otro de detención ilegal, al intentar asesinar con un ladrillo y con pastillas a su madrastra, a quien tuvo encerrada en una casa de Robres del Castillo durante diez días.
Los hechos que se juzgarán el 12 de septiembre, a las 10,00 horas, en la Audiencia Provincial, se iniciaron a las 17,30 horas del 22 de noviembre de 2011, en el salón de la casa de Robres del Castillo, donde víctima y acusado se encontraban.

En ese momento, A.G.G. cogió de la chimenea de la cocina un ladrillo refractario, y con el 'propósito de acabar con la vida' de su madrastra, se dirigió hacia ella diciendo 'lo siento, los siento, pero tengo que matarte', golpeándola en la cabeza y la espalda. En ese instante, se volvió, siguiendo el acusado pegándole con el ladrillo e intentando alcanzar la cabeza, y diciéndole 'no te resistas, así será más rápido para los dos'.

La víctima interpuso sus brazos para protegerse de los golpes, recibiendo varios impactos del ladrillo en brazos y manos. Fruto de la agresión sufrió varios heridas en diferentes partes de su cuerpo.

En un momento, el acusado dejó de golpear a la víctima, y requerida por esta dijo que iba a llamar a la ambulancia, si bien no lo hizo. También le pidió marcharse, pero se lo impidió el agresor, que se fue de la vivienda durante cuatro horas, encerrando a su madrastra.


ELEGIR CÓMO MORIR

A la vuelta, y ante la pregunta de la víctima de por qué le habría agredido, A.G.G., dijo haber 'oído algo' que decía que tenía que matarla. A continuación, le señaló que podía elegir como morir 'tomando pastillas o a golpes'. A continuación, le entregó entre 20 o 30 pastillas, que en un momento de despiste la agredida los escupió.

Creyendo que la madrastra fuera a morir, el acusado le dijo que no había llamado a la ambulancia, para que los dos se fueran con el padre -ya fallecido-, indicándole que la iba a enterrar en la finca, y que luego se iba a suicidar.

Pasado el tiempo, y como las pastillas no hacían su efecto, el agresor le ordenó tomar más, pidiendo la madrastra un café. En otro momento, que no se dio cuenta logró echar las pastillas en el café de A.G.G., quedándose adormilado. En ese momento, la víctima aprovechó para solicitar ayuda.

A las 02,00 horas, del 23 de noviembre de 2011, cinco agentes del puesto de la Guardia Civil de Murillo, se desplazaron a Robres del Castillo, donde la madrastra narró lo sucedido, siendo detenido el agresor.

Por estos hechos, el fiscal pide siete años de prisión para A.G.G., por un delito intentado de asesinato, y otros tres por un delito de detención ilegal. Además por trece años se pide que el acusado no se comunique con la víctima, estableciendo orden de alejamiento de 200 metros.

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