La gallega acusada de matar a tres ancianas en Barcelona incrimina a una auxiliar de enfermería

Remedios S.S. durante el juicio.
La acusada de asesinar y robar a tres ancianas en Barcelona e intentar matar a otras seis entre junio y julio de 2006 rompió hoy el silencio en el que ha estado sumida desde que fue detenida y acusó como autora de los crímenes a Mari, una auxiliar de enfermería argentina a la que había realquilado una habitación.
'Yo sería incapaz de hacer algo así', aseguró la acusada, Remedios S.S., quien sostuvo que si las víctimas que sobrevivieron a los ataques la reconocieron como la agresora fue porque salió en la televisión y, según dijo, ella y Mari se parecen mucho: 'Es un poco más alta que yo y un poco más gruesa que yo' y tiene el pelo corto de color caoba.

La procesada, una gallega de 50 años, se había negado a declarar ante los Mossos d'Esquadra y el juez instructor siguiendo el consejo de su antiguo abogado, pero a preguntas de su nuevo letrado, ofreció detalles sobre cómo conoció a Mari poco después de descubrir que su marido la engañaba con otras mujeres, y romper con la relación sentimental que los unía desde hacía tres años.

'Estaba muy mal, bebía mucho y mezclaba medicamentos', explicó la acusada que, para tener compañía, decidió realquilar una habitación. Cuando se disponía a colgar el anuncio en un locutorio, se encontró a Mari y ésta le pidió que le dejara visitar su ático de la calle Mossèn Quintí Mallofrè, del barrio barcelonés de Sant Andreu.

Sin embargo, Mari no podía pagar el alquiler porque había mandado dinero a su país de origen, así que se ofreció a entregarle unas joyas de 'mucho valor sentimental' para ella hasta que reuniera el dinero. Remedios S.S. se negó porque se 'fiaba de ella', pero Mari metió varias joyas en una bolsa de plástico y las dejó sobre la encimera de la cocina, donde permanecieron hasta que fue detenida.

Para ayudarla a superar la depresión en la que se había sumido tras la ruptura, Mari le pedía que la acompañara a visitar a las ancianas que cuidaba y la ayudara a atenderlas, por lo que estuvo en los pisos donde se cometieron los crímenes.

Remedios S.S. explicó que si sólo se encontraron sus huellas y no las de Mari fue porque ésta siempre llevaba guantes de látex. 'Ahora me doy cuenta de que quería dejar mis huellas y no las de ella', afirmó.

Por otra parte, Remedios S.S. justificó la ausencia de huellas de Mari en el ático de Sant Andreu aduciendo que ésta no pasaba mucho tiempo en casa, ya que trabajaba por la noche y durante el día estaba con su novio, que había venido de vacaciones a Barcelona.

Además, sólo estuvo un mes en el piso --justo cuando se cometieron los crímenes--, ya que un día quedaron para ir a comer juntas al centro de la ciudad, pero Mari no se presentó y cuando Remedios S.S. llegó a su domicilio sus pertenencias habían desaparecido, a excepción de las joyas. Al día siguiente, el 4 de julio, fue detenida.

172 AÑOS DE CÁRCEL POR TRES ASESINATOS Y SEIS INTENTOS

La Fiscalía le imputa tres delitos de asesinato, otros seis en grado de tentativa, siete delitos de robo con violencia y otros dos en grado de tentativa, por lo que pide que se la condene a 172 años de prisión y que indemnice con 423.675 euros a los familiares de las fallecidas y las víctimas que sobrevivieron.

Según el escrito de acusación, Remedios S.S. --que trabajaba como cocinera en un bar de la calle Balmes, cerca de una comisaría de Policía-- seguía siempre el mismo patrón: se ganaba la confianza de ancianas en las plazas, iglesias y mercados.

Cuando conseguía entrar en sus casas, supuestamente aprovechaba para robarles dinero y joyas, varias de las cuales fueron encontradas en su domicilio. También llegó a golpearlas y a estrangularlas con lo que encontraba, como un trapo o una toalla, y después se marchaba, a veces creyendo que las ancianas ya estaban muertas, por lo que algunas de ellas sobrevivieron al ataque.

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