Afirma que no habrá más ajustes y que las reformas han dado a España reconocimiento para no estar en la 'tormenta' de las deudas soberanas
El ministro de la Presidencia, Ramón Jáuregui, considera que las opiniones del expresidente José María Aznar son 'absolutamente reaccionarias, prácticamente de extrema derecha', por lo que ha emplazado al actual líder del PP, Mariano Rajoy, si esa 'corriente' que trasluce en Aznar 'se incluye también en su proyecto político'.
'Es muy importante que Rajoy clarifique a los ciudadanos si efectivamente quiere centrarse políticamente o quiere representar a la extrema derecha política española', ha dicho Jáuregui en declaraciones a Europa Press, refiriéndose tanto a las opiniones de Aznar sobre la intervención militar en Libia, pero también sobre la lucha contra el terrorismo y sobre la política económica del Gobierno.
Es más, en este punto ha advertido a Aznar de que 'debería ser más respetuoso con lo que él mismo representa como ex presidente del gobierno español', especialmente cuando habla de España fuera de España, porque 'hace mucho daño al país' cuando pone 'en duda la credibilidad económica' de España.
A juicio de Jáuregui, 'todo hace pensar' que el ex presidente hace algo más que expresar opiniones personales y más bien 'marca líneas políticas en muchos planos', líneas que 'el PP debiera desmentir'.
LO EXTRAVAGANTE ES DECIR QUE GADAFI SEA AMIGO
Así, ha lamentado que Aznar haya calificado al dictador libio, Muamar Gadafi, de 'amigo extravagante', replicando que 'lo extravagante es considerar que un dictador que persigue a su pueblo puede ser efectivamente un amigo' o contradecir a la ONU cuando decide
'por primera vez una intervención para evitar un genocidio y ponerse en contra de esa resolución'. 'Eso es lo extravagante y lo que el PP tiene que rectificar', ha remachado.
Sobre la venta de bombas de racimo a Libia por parte de España en 2007 -asunto que fue destacado ayer por el propio Aznar- Jáuregui ha subrayado que fue el actual Ejecutivo quien 'zanjó esa actividad comercial' que hasta entonces estaba permitida y se convirtió en 'el primer Gobierno de Europa que impuso como condición que ese tipo de armas no podían ser ni utilizadas ni desde luego vendidas'.
NO MÁS AJUSTES
Respecto a la situación económica y las tensiones del mercado de deuda, ha recalcado que el Gobierno no prevé 'en absoluto' nuevos ajustes económicos. El ministro ha calificado el rebrote de la tensión vivido ayer y el aumento de la prima de riesgo española de 'situación puntual' fruto de las 'dudas' sobre la deuda griega, las especulaciones sobre las condiciones del rescate a Portugal y el auge de la extrema derecha -contraria a las ayudas al euro- en las elecciones finlandesas.
En su opinión, esto es un 'ruido pasajero' y lo importante es que las reformas de los últimos 15 meses han hecho que España tenga 'reconocimiento internacional suficiente' para estar fuera de la llamada 'tormenta financiera de las deudas soberanas'.
No obstante, ha subrayado que, aunque sin nuevos ajustes, el Gobierno sí debe seguir adelante con las reformas -de las cajas, del mercado laboral, de 'todo'- y que nunca dijo que 'fuera a ser fácil ni que fuera a ser corto'. 'Siempre dijimos que el proceso de ajustes y reformas que España tenía que hacer era un proceso largo y complejo', ha advertido.
'Es muy importante que Rajoy clarifique a los ciudadanos si efectivamente quiere centrarse políticamente o quiere representar a la extrema derecha política española', ha dicho Jáuregui en declaraciones a Europa Press, refiriéndose tanto a las opiniones de Aznar sobre la intervención militar en Libia, pero también sobre la lucha contra el terrorismo y sobre la política económica del Gobierno.
Es más, en este punto ha advertido a Aznar de que 'debería ser más respetuoso con lo que él mismo representa como ex presidente del gobierno español', especialmente cuando habla de España fuera de España, porque 'hace mucho daño al país' cuando pone 'en duda la credibilidad económica' de España.
A juicio de Jáuregui, 'todo hace pensar' que el ex presidente hace algo más que expresar opiniones personales y más bien 'marca líneas políticas en muchos planos', líneas que 'el PP debiera desmentir'.
LO EXTRAVAGANTE ES DECIR QUE GADAFI SEA AMIGO
Así, ha lamentado que Aznar haya calificado al dictador libio, Muamar Gadafi, de 'amigo extravagante', replicando que 'lo extravagante es considerar que un dictador que persigue a su pueblo puede ser efectivamente un amigo' o contradecir a la ONU cuando decide
'por primera vez una intervención para evitar un genocidio y ponerse en contra de esa resolución'. 'Eso es lo extravagante y lo que el PP tiene que rectificar', ha remachado.
Sobre la venta de bombas de racimo a Libia por parte de España en 2007 -asunto que fue destacado ayer por el propio Aznar- Jáuregui ha subrayado que fue el actual Ejecutivo quien 'zanjó esa actividad comercial' que hasta entonces estaba permitida y se convirtió en 'el primer Gobierno de Europa que impuso como condición que ese tipo de armas no podían ser ni utilizadas ni desde luego vendidas'.
NO MÁS AJUSTES
Respecto a la situación económica y las tensiones del mercado de deuda, ha recalcado que el Gobierno no prevé 'en absoluto' nuevos ajustes económicos. El ministro ha calificado el rebrote de la tensión vivido ayer y el aumento de la prima de riesgo española de 'situación puntual' fruto de las 'dudas' sobre la deuda griega, las especulaciones sobre las condiciones del rescate a Portugal y el auge de la extrema derecha -contraria a las ayudas al euro- en las elecciones finlandesas.
En su opinión, esto es un 'ruido pasajero' y lo importante es que las reformas de los últimos 15 meses han hecho que España tenga 'reconocimiento internacional suficiente' para estar fuera de la llamada 'tormenta financiera de las deudas soberanas'.
No obstante, ha subrayado que, aunque sin nuevos ajustes, el Gobierno sí debe seguir adelante con las reformas -de las cajas, del mercado laboral, de 'todo'- y que nunca dijo que 'fuera a ser fácil ni que fuera a ser corto'. 'Siempre dijimos que el proceso de ajustes y reformas que España tenía que hacer era un proceso largo y complejo', ha advertido.
