El socialista Javier Fernández asumió ayer la presidencia de Asturias con el reto puesto en la elaboración inmediata de un plan de ajuste que evite la intervención de las cuentas regionales y pendiente de la negociación abierta esta semana con IU para su posible integración en el gobierno regional. Fernández fue investido presidente con el apoyo de los 17 diputados del PSOE, los cinco de IU y el único parlamentario de UPyD, mientras que los 22 parlamentarios que suman Foro y PP se abstuvieron en la votación con la que ayer se cerró el pleno de investidura.
A lo largo de casi seis horas de debate, todos los grupos se posicionaron ante el discurso de investidura de Fernández, empezando por el único diputado de UPyD, Ignacio Prendes, que al final de su intervención provocó, primero la sorpresa, y después la sonrisa de cuantos seguían su discurso, al asegurar que no iba a dar su voto al candidato socialista, sino que se lo iba a prestar. Su voto, amarrado la semana pasada en un acuerdo de legislatura gestado entre socialistas y el partido magenta tras más de un mes de negociaciones, era crucial para que Fernández saliese elegido ayer en primera votación.
El apoyo de IU ya fue anunciado hace semanas, pero no así la posibilidad de que se sumase a un gobierno de coalición, acuerdo que fuentes de la negociación señalaron que podría cerrarse en horas para que pueda ser sometido hoy a un referéndum vinculante entre las bases de la coalición, lo que provocó que Fernández no pudiese anunciar su futuro gobierno.
El apoyo de IU ya fue anunciado hace semanas, pero no así la posibilidad de que se sumase a un gobierno de coalición, acuerdo que fuentes de la negociación señalaron que podría cerrarse en horas para que pueda ser sometido hoy a un referéndum vinculante entre las bases de la coalición, lo que provocó que Fernández no pudiese anunciar su futuro gobierno.
