LUCHA CONTRA LA CORRUPCIóN

De la sorpresa inicial a la indignación frente al aumento de corruptos

 Los españoles desayunan cada día con nuevas noticias sobre multitud de casos de corrupción

La corrupción está afectando al bienestar subjetivo de la sociedad española que vive este momento con frustración, fatalismo y depresión. Un estado de ánimo que, sin embargo, según los psicólogos, empieza a dejar paso a la indignación y al deseo de regeneración superada ya con creces la sorpresa inicial.

Las tarjetas opacas de Bankia, los casos Malaya o Noos, los papeles de Bárcenas, los ERE irregulares de Andalucía, los negocios de la familia Pujol, la operación Púnica... Los españoles desayunan cada día con nuevas noticias sobre multitud de casos de corrupción.

Millones de euros manejados ilícitamente por el poder político, económico, empresarial o sindical en una España en crisis que tiene a más del 23 % de su población activa en paro.

"La corrupción funciona como un índice de bienestar de pueblos y naciones, es un mal que se hace a la sociedad y al bien público, que afecta a la felicidad del individuo", indica Luis Fernández Ríos, profesor en la Facultad de Psicología de la Universidad de Santiago. El grupo social que reacciona, que protesta y que se agrupa contra la corrupción "es la alternativa que debería generar una mínima esperanza para luchar contra las prácticas corruptas", apunta Fernández Ríos .

Para el psicólogo y divulgador Luis Muiño, "hemos pasado de la tolerancia, a la indignación y al cabreo. Y tiene que ver con un cambio en la cultura española, ya no somos colectivistas, sino individualistas. Eso mina la corrupción porque si pensamos a nivel individual vemos que no nos aporta nada".



el pelotazo de los 90

Lo compara con la España de los años 90, donde la cultura del pelotazo reportaba muchos beneficios sin demasiado esfuerzo. "Se veía al corrupto como alguien que creaba puestos de trabajo, gracias a algunas ilegalidades. La crisis ha hecho que muchas cosas salgan a la luz porque ya no tenemos la sensación de que la cultura del pelotazo nos convenga a todos", indica.

Si hace años teníamos envidia ante el supuesto triunfador, ahora la sociedad se considera una víctima. "Es la primera vez que nos sentimos agredidos y por eso estamos reaccionando contra la corrupción. Lo veo en terapia, en la calle, en los comentarios de todo el mundo", señala Muiño.

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