El mal tiempo obligó al desvío de vuelos y causó importantes daños en puertos, edificios y estructuras

El temporal de viento y lluvia no da tregua en el Cantábrico

Los operarios ya comenzaron a reparar el dique del puerto de Bermeo, arrasado por el temporal. (Foto: ALFREDO ALDAI)
Vuelos cancelados, puertos cerrados y cuantiosos daños en infraestructuras, comercios y viviendas son algunas de las consecuencias del temporal que afecta al Cantábrico, que hoy espera otro golpe de mar y viento.
Así durante las primeras horas del día el viento sopló ayer con fuerza en la cornisa cantábrica con rachas de más de 100 km/h que obligaron a regresar a Madrid a un vuelo de Air Nostrum que no pudo aterrizar en el Aeropuerto de Parayas (Santander) y se canceló la salida de otro con destino a la capital de España.

En Asturias, los 16 puertos de titularidad autonómica sufrieron daños de distintas características, según confirmaba el presidente del Principado, Javier Fernández, durante la visita que efectuaba a Cudillero. Uno de los puntos más afectados era el de Luarca, cuyo Museo del Calamar Gigante sufrió daños 'muy severos', tanto en su estructura como en su exposición: el océano se tragó muchos de los ejemplares expuestos.

El oleaje extraordinario certificado por el sistema de boyas del Estado se vio potenciado por la coincidencia con mareas vivas: las estaciones de la Red de Mareógrafos de Puertos del Estado también inventariaron niveles próximos al récord en el norte peninsular.

En el puerto de Santander, por ejemplo, la marea subió hasta los 5,36 metros sobre el cero del puerto, a 2 centímetros del máximo de 1992. Santander y Laredo son las dos localidades cántabras más dañadas, con cientos de metros de barandillas arrancadas en los paseos marítimos y duchas destrozadas en playas prácticamente desaparecidas, entre otros problemas.


VIENTOS DE HASTA 140 KM/H

El gobierno cántabro empezó a recabar datos de los ayuntamientos costeros afectados para coordinar la petición de ayuda al Estado, mientras que para los próximos días se mantiene las alertas por olas que pueden llegar, en algunas horas, a los siete metros, y por vientos en el litoral, que superarán los 140 kilómetros por hora.

En el País Vasco, donde el temporal coincidió con la pleamar como demuestra el mareógrafo de Bilbao, la huella de su paso la comprobaron personalmente ayer el ministro de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, y el lehendakari Íñigo Urkullu. El ministro se desplazó a Bakio (Vizcaya), donde reconoció que 'estamos en la fase de ver cuál ha sido el impacto' a fin de 'restaurar todos los entornos urbanos' tras el paso de un 'temporal muy potente'.

A la espera de las estimaciones de las compañías de seguros, ayer comenzaron los trabajos de reparación más urgentes como los del dique del puerto de Bermeo (Vizcaya), arrasado y prácticamente devastado la mañana del domingo por la fuerza del oleaje.

San Sebastián también sufrió especialmente el temporal y los puentes de María Cristina y de Mundaiz presentan daños estructurales. Aunque muchos donostiarras aseguran no recordar nada semejante, la delegada territorial de Agencia española de meteorología (Aemet) en el País Vasco, Margarita Martín, recuerda que en los registros figuran catástrofes 'incluso peores' como la inundación de la Parte Vieja en 1930 o la más documentada del barrio de Gros el 23 de enero de 1965, que quedó cubierto por medio metro de agua salada.

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