(EFE). El Juzgado de Primera Instancia número 1 de Vigo ha absuelto al sacerdote José Antonio Donaire, director del hogar de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres de Teis (Vigo), al que un hombre tetrapléjico que vivió 16 años en el centro acusó de haberse quedado con parte de su pensión.
La sentencia rechaza la tesis de la acusación particular -la fiscalía pidió la absolución- de que el cura solo tenía derecho a disponer del 75% de la pensión que cobraba el enfermo para su cuidado y los gastos del centro, según indicaba el reglamento interno, por que no lograron probarlo en la vista.
La pensión era de 300 euros cuando el hombre ingresó en el hogar, en 1994, y de 509 cuando lo abandonó en 2010, cuando consiguió plaza en una residencia pública de la Xunta.
La jueza concluye que 'no se ha probado la gestión desleal que se le imputa al acusado, el empleo del dinero de modo o con un destino diferente del convenido; en segundo término, tampoco consta que haya concurrido apropiación en perjuicio de tercero; y, en tercer lugar, no concurre ánimo de lucro ni ningún otro ánimo revelador de un comportamiento doloso en la conducta del acusado'.
La sentencia dice que no está probado que Donaire no pudiese disponer de esos fondos, y que, en cualquier caso, el acto 'no fue en perjuicio de otro', porque 'lo dice la lógica más elemental, una pensión de 400 euros es a todas luces insuficiente para sufragar la totalidad de gastos de manutención, techo y múltiples necesidades que presenta una persona que precisa de ayuda para todos los funciones básicas a consecuencia de su discapacidad física'.
La jueza también señala que la declaración del supuesto perjudicado no le pareció convincente, por las dificultades para oirla -la voz del hombre apenas fue inteligible durante el juicio- y destaca el abrazo que Donaire le dio en la misma sala antes de declarar, 'actitud que no parece compadecerse con la traición de confianza que se le imputa'.
La pensión era de 300 euros cuando el hombre ingresó en el hogar, en 1994, y de 509 cuando lo abandonó en 2010, cuando consiguió plaza en una residencia pública de la Xunta.
La jueza concluye que 'no se ha probado la gestión desleal que se le imputa al acusado, el empleo del dinero de modo o con un destino diferente del convenido; en segundo término, tampoco consta que haya concurrido apropiación en perjuicio de tercero; y, en tercer lugar, no concurre ánimo de lucro ni ningún otro ánimo revelador de un comportamiento doloso en la conducta del acusado'.
La sentencia dice que no está probado que Donaire no pudiese disponer de esos fondos, y que, en cualquier caso, el acto 'no fue en perjuicio de otro', porque 'lo dice la lógica más elemental, una pensión de 400 euros es a todas luces insuficiente para sufragar la totalidad de gastos de manutención, techo y múltiples necesidades que presenta una persona que precisa de ayuda para todos los funciones básicas a consecuencia de su discapacidad física'.
La jueza también señala que la declaración del supuesto perjudicado no le pareció convincente, por las dificultades para oirla -la voz del hombre apenas fue inteligible durante el juicio- y destaca el abrazo que Donaire le dio en la misma sala antes de declarar, 'actitud que no parece compadecerse con la traición de confianza que se le imputa'.
