El monte es un sumidero de carbono y la masa forestal consigue frenar el cambio climático. Los árboles, al alimentarse de dióxido de carbono en lugar de oxígeno, contrarrestan las emisiones de CO2 que la industria, los medios de transporte y los hogares expulsan a la atmósfera. La capacidad de absorción varía de unas especies a otras, y las de crecimiento rápido, como el pino o el eucalipto, son las que más carbono fijan.
Los estudios sobre el impacto del cambio climático en Galicia ya no hablan de incertidumbre, sino de una realidad. Los modelos de predicción plantean escenarios pesimistas y aseguran que la subida de temperaturas incidirá negativamente en la mayoría de la masa forestal; solo se verán favorecidos los robles y otras variedades propias del mediterráneo que se han incorporado a los montes gallegos.
La comunidad científica se esfuerza en divulgar los efectos que el calentamiento global tendrá en la superficie forestal y no ha mostrado el mismo interés para difundir la contribución de las masas arbóreas, como sumideros de carbono, en la lucha contra el cambio climático. Los bosques gallegos acumulan 37 millones de toneladas de CO2, una quinta parte del carbono fijado por la masa forestal española (186 millones de toneladas).
Más de la mitad del dióxido de carbono acumulado en los bosques de España se encuentra en los árboles de Galicia (21%), Cataluña (22%) y Castilla León (12%). El Foro de Bosques y Cambio Climático, presidido por Carlos del Álamo, fija la absorción media de las plantaciones en 20 toneladas por hectárea y año, pero reconoce que la capacidad de almacenamiento varía notablemente de unas especies a otras. Las de más rápido crecimiento son las que más carbono fijan. Es el caso de dos muy presentes en los bosques de la comunidad gallega: el eucalipto, que no goza de muy buena reputación, y el pino.
Para equilibrar las emisiones de un coche serían necesarias 0,19 hectáreas de pino silvestre, 0,14 de choperas, o 0,39 de hayedos. La absorción media de cada hectárea de superficie ronda las 20 toneladas de dióxido de carbono. Esto significa que masa forestal plantada en la provincia de Ourense bastaría para compensar las emisiones correspondientes a dos años de la central térmica de Endesa en As Pontes, el principal foco contaminante de España.
Las masas forestales ourensa nas, que representan el 43% del territorio provincial, permiten un ahorro en emisiones equivalente a 16 millones de euros anuales. Es una pieza clave para la consolidación de la economía verde; la producción de este sector genera ingresos para más de 4.500 personas.
Protocolo de Kyoto
Los árboles, según el presidente del foro, pueden jugar un papel fundamental como sumideros de CO2 para acercar a España al cumplimiento del Protocolo de Kyoto. Advierte que la legislación vigente disuade a los propietarios de conservan sus montes porque temen que implique la declaración de zona de alto valor ecológico. Del Álamo defiende la tala controlada acompañada de reforestación y aboga por compensar económicamente a los propietarios públicos y privados que apliquen una gestión adecuada de sus bosques.
Galicia, con casi tres millones de hectáreas de monte, es el pulmón de España al contar con una capacidad de almacenamiento superior a las 37 toneladas de carbono. Según el Inventario Forestal Nacional publicado por el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, dos millones de hectáreas tiene uso forestal; el monte arbolado representa 1,4 millones de hectáreas.
El Foro de Bosques y Cambio Climático aboga por un modelo que prime la extracción de los árboles en peor estado para el bosque, pero que son aprovechables para la industria: Los árboles son como los seres humanos, cuando son más jóvenes tienen mayor capacidad para fijar emisiones de CO2. Estamos en contra de la deforestación y la mala gestión, pero no entendemos las trabas del Protocolo de Kyoto a los proyectos de reforestación. Esperemos que el reconocimiento de los bosques como sectores estratégicos, aprobado en la cumbre del cambio climático celebrada en Bali, signifique un cambio de rumbo.
El Foro reclama compensaciones para los propietarios de los montes: De la misma manera que las industrias que contaminan tienen que pagar, los propietarios de los bosques deberían tener una compensación económica. Propone, además, es establecimiento de un canon en el consumo de agua que se destinaría a la gestión de los bosques.
El ciclón Klaus tira los precios de la madera y aumenta el riesgo de incendios
Los efectos del ciclón que atravesó Galicia el 23 de enero se prolongan más de lo deseado por los propietarios de montes. La recogida en muchas zonas aún no ha comenzado, pese a que se había pactado en el mes de febrero, y todo indica que los troncos y la maleza seguirán sin recoger todo el verano.
Además de añadir peligros y elevar el riesgo de incendios, el Klaus ha castigado el bolsillo de los productores cuando más estaban sufriendo. La caída en la demanda de madera en el sector de la construcción obligaba a reajustar la actividad porque las ventas comenzaban a descender y los precios acusaban esta situación. El ciclón fue la puntilla: dejó a su paso más de un millón de metros cúbicos de madera y maleza. Aunque los montes de gestión pública ya han sido desbrozados, quedan más de 700 mil metros cúbicos por recoger.
Y cada día que pasa, el producto se deprecia. El viento tiró los árboles en un invierno muy húmedo y, en estas condiciones, la madera tiende a dañarse mucho. Al empeorar su calidad, el propietario se ve obligado a vender con más premura. Los beneficios de la madera son tres veces inferiores a los de temporadas anteriores. El precio medio del pino, por ejemplo, ronda los nueve euros por tonelada. A los maderistas no les compensan retirar la madera del monte y los propietarios ven como los precios no dejan de caer.
La comunidad científica se esfuerza en divulgar los efectos que el calentamiento global tendrá en la superficie forestal y no ha mostrado el mismo interés para difundir la contribución de las masas arbóreas, como sumideros de carbono, en la lucha contra el cambio climático. Los bosques gallegos acumulan 37 millones de toneladas de CO2, una quinta parte del carbono fijado por la masa forestal española (186 millones de toneladas).
Más de la mitad del dióxido de carbono acumulado en los bosques de España se encuentra en los árboles de Galicia (21%), Cataluña (22%) y Castilla León (12%). El Foro de Bosques y Cambio Climático, presidido por Carlos del Álamo, fija la absorción media de las plantaciones en 20 toneladas por hectárea y año, pero reconoce que la capacidad de almacenamiento varía notablemente de unas especies a otras. Las de más rápido crecimiento son las que más carbono fijan. Es el caso de dos muy presentes en los bosques de la comunidad gallega: el eucalipto, que no goza de muy buena reputación, y el pino.
Para equilibrar las emisiones de un coche serían necesarias 0,19 hectáreas de pino silvestre, 0,14 de choperas, o 0,39 de hayedos. La absorción media de cada hectárea de superficie ronda las 20 toneladas de dióxido de carbono. Esto significa que masa forestal plantada en la provincia de Ourense bastaría para compensar las emisiones correspondientes a dos años de la central térmica de Endesa en As Pontes, el principal foco contaminante de España.
Las masas forestales ourensa nas, que representan el 43% del territorio provincial, permiten un ahorro en emisiones equivalente a 16 millones de euros anuales. Es una pieza clave para la consolidación de la economía verde; la producción de este sector genera ingresos para más de 4.500 personas.
Protocolo de Kyoto
Los árboles, según el presidente del foro, pueden jugar un papel fundamental como sumideros de CO2 para acercar a España al cumplimiento del Protocolo de Kyoto. Advierte que la legislación vigente disuade a los propietarios de conservan sus montes porque temen que implique la declaración de zona de alto valor ecológico. Del Álamo defiende la tala controlada acompañada de reforestación y aboga por compensar económicamente a los propietarios públicos y privados que apliquen una gestión adecuada de sus bosques.
Galicia, con casi tres millones de hectáreas de monte, es el pulmón de España al contar con una capacidad de almacenamiento superior a las 37 toneladas de carbono. Según el Inventario Forestal Nacional publicado por el Ministerio de Medio Ambiente, Rural y Marino, dos millones de hectáreas tiene uso forestal; el monte arbolado representa 1,4 millones de hectáreas.
El Foro de Bosques y Cambio Climático aboga por un modelo que prime la extracción de los árboles en peor estado para el bosque, pero que son aprovechables para la industria: Los árboles son como los seres humanos, cuando son más jóvenes tienen mayor capacidad para fijar emisiones de CO2. Estamos en contra de la deforestación y la mala gestión, pero no entendemos las trabas del Protocolo de Kyoto a los proyectos de reforestación. Esperemos que el reconocimiento de los bosques como sectores estratégicos, aprobado en la cumbre del cambio climático celebrada en Bali, signifique un cambio de rumbo.
El Foro reclama compensaciones para los propietarios de los montes: De la misma manera que las industrias que contaminan tienen que pagar, los propietarios de los bosques deberían tener una compensación económica. Propone, además, es establecimiento de un canon en el consumo de agua que se destinaría a la gestión de los bosques.
El ciclón Klaus tira los precios de la madera y aumenta el riesgo de incendios
Los efectos del ciclón que atravesó Galicia el 23 de enero se prolongan más de lo deseado por los propietarios de montes. La recogida en muchas zonas aún no ha comenzado, pese a que se había pactado en el mes de febrero, y todo indica que los troncos y la maleza seguirán sin recoger todo el verano.
Además de añadir peligros y elevar el riesgo de incendios, el Klaus ha castigado el bolsillo de los productores cuando más estaban sufriendo. La caída en la demanda de madera en el sector de la construcción obligaba a reajustar la actividad porque las ventas comenzaban a descender y los precios acusaban esta situación. El ciclón fue la puntilla: dejó a su paso más de un millón de metros cúbicos de madera y maleza. Aunque los montes de gestión pública ya han sido desbrozados, quedan más de 700 mil metros cúbicos por recoger.
Y cada día que pasa, el producto se deprecia. El viento tiró los árboles en un invierno muy húmedo y, en estas condiciones, la madera tiende a dañarse mucho. Al empeorar su calidad, el propietario se ve obligado a vender con más premura. Los beneficios de la madera son tres veces inferiores a los de temporadas anteriores. El precio medio del pino, por ejemplo, ronda los nueve euros por tonelada. A los maderistas no les compensan retirar la madera del monte y los propietarios ven como los precios no dejan de caer.
