INFRAESTRUCTURAS

El Castillo se quedó en Vigo

Thomas Rothschild, junto con la piedras en el momento de ser desmontadas en 2013.
photo_camera Thomas Rothschild, junto con la piedras en el momento de ser desmontadas en 2013.

El empresario británico que en diciembre de 2013  desmontó el antiguo restaurante de O Castro con la intención de reconstruirlo en su país, mantiene aún almacenadas parte de las piedras en una nave del muelle de Areal

Tres años después de que el empresario británico Thomas Rothschild se hiciera con las 4.000 piedras que conformaban el antiguo restaurante El Castillo de O Castro con el objeto de reconstruirlo en su país, el proyecto sigue parado. La decisión de Rothschild hizo que el edificio en lugar de demolido fuera desmontado piedra a piedra y sus restos, almacenados en una nave en el muelle de Areal a la espera de su traslado a un lugar próximo a Bath, ciudad al sudoeste de Inglaterra.

Los trámites de la compra del solar donde se iba a reconstruir el inmueble supusieron el primer obstáculo del proyecto, que tuvo que ser retrasado casi un año. La última fecha para el traslado de las 800 toneladas de piedras era diciembre de 2014 y su coste, dos millones.

Fuentes portuarias confirmaron que en la nave situada en el muelle de Areal todavía están almacenadas piezas, numeradas y etiquetadas,  pero no todas. Hace unas semanas, parte de las piedras  fueron  trasladadas en contenedores. La empresa Davila, que tiene la concesión portuaria de la nave, declinó informar sobre el traslado o  cualquier aspecto de este asunto, negándose  incluso a confirmar si  Rothschild cumplía con el pago previsto por el amacenaje. 

La reaparición hace unos días del empresario, esta vez en los juzgados para responder por una denuncia sobre maltrato psicológico interpuesta por su expareja, desempolvó el recuerdo de un proyecto, cuyo anuncio en su día tuvo un gran impacto en Vigo.

El arquitecto técnico encargado de la obra, Ángel Costas, aseguró ayer que el proyecto parece encontrarse en ‘stand by’. La idea  hace tres años era la de viajar hasta Bath para supervisar los trabajos en el terreno previos para poder llevar las piedras, sin embargo, no llegó a ir. “Desconozco cómo está el proceso porque hace tiempo que no tengo noticias y tampoco me desplacé al lugar donde se va a hacer la reconstrucción”, afirmó mientras dudó de que hubiera algún tipo de deuda sobre el almacenamiento en el puerto. Tampoco supo decir hacia dónde partieron las primeras piedras hace unas semanas y si se trasladaron al lugar previsto.

El propio empresario tuvo que marcharse a Inglaterra la semana pasada, por “asuntos personales”, según su abogada. En su ciudad de origen, Trowbridge, se le conocen varios proyectos empresariales, algunos fallidos e incluso polémicos tal y como recogía la prensa local, si bien desde hace años, no se ha vuelto a tener noticia de sus negocios, informaron fuentes de medios escritos.

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