Colegios profesionales y pacientes piden inspecciones para erradicar el fraude

Ahora dan un paso al frente y, más allá de las tareas de divulgación e información, quieren trazar la hoja de ruta para la erradicación efectiva de una lacra social que les ha tocado vivir en primera persona. Cuentan sus historias para evitar nuevos dramas y para recordar a la Administración que está en su mano la persecución del intrusismo con más inspecciones y programas de prevención.
“A una compañera fisioterapeuta que se había traslado a vivir a Londres no se le ocurrió una mejor idea que abrir una consulta para ejercer en la capital inglesa. A los tres días tenía un bobby en la puerta preguntándole cual era su titulación, si le habían concedido un permiso de apertura y si se había colegiado en el Reino Unido para trabajar como fisioterapeuta allí”, explica José Luis Aristín, presidente del Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Galicia. “Aquí no existe ese control por parte de la Administración”.
Echa de menos inspecciones que se realizan en otros países europeos y asegura que en el colegio reciben denuncias casi a diario de clínicas privadas o centros de estética que ofrecen “masajes terapéuticos” realizados por personas que carecen del titulo y la formación necesaria. El de los fisioterapeutas es uno de los colectivos más castigados por la lacra del intrusismo y, según Aristín, es un problema que viene de viejo. “En nuestros archivos tenemos constancia de un caso denunciado en 1905 en el primer congreso mundial de fisioterapia celebrado en Bruselas”.
El doble juego y la picaresca se imponen en un sector en el que el fraude se esconde muchas veces tras vericuetos lingüísticos. “Hay dos tipos de profesionales: los fisioterapeutas y los que se hacen llamar terapeutas manuales. A los primeros se les exige una nota muy alta para iniciar un carrera de cuatro años en la que se forman en las diferentes materias, desde la fisiología, hasta la traumatología, pasando por las diferentes disciplinas. Cuando finalizan sus estudios e intentar incorporarse al mercado laboral se encuentran con personas que carecen de la formación requerida y ejercen sin nin problemas ni miramientos; no figuran en ningún registro, se escudan en cursillos realizados en academias privadas que conceden el aprobado general y le otorgan un titulo que cuelgan en la sala de espera de su particular consulta”. Las denuncias del presidente del Colegio de Fisioterapeutas de Galicia son corroboradas por los miembros de la Asociación de Víctimas de Intrusismo Médico Sanitario (AIMS), que en los últimos años han tenido conocimiento de demasiados casos de fraude. La fórmula más rápida para disipar dudas es acudir a la web de colegio correspondiente e introducir los apellidos en el buscador o trasladar la consulta vía telefónica.
“Hay gente que puede pensar que la quiropraxia y la fisioterapia son lo mismo, pero la quiropraxia no está reconocida oficialmente. Es, por tanto, ilegal ofrecer esos servicios como una actividad sanitaria”, explica Esther Fontán. “Osteopatía, masaje terapéutico, quiropraxia,... No tiene nada que ver. Mucha gente cree que son especialidades, pero es un engaño”.
El del intrusismo es un asunto que han denunciado en reiteradas ocasiones los fisioterapeutas, pero los padecen muchos otros profesionales. Odontólogos, logopedas, podólogos, especialistas en medicina estética y psicólogos alertan de la existencia de muchas personas que ofrecen sus servicios sin contar con la titulación correspondiente. “Es alarmante y cada vez conocemos casos más llamativos. Hay personas que acuden a un centro de belleza para arreglar los pies o limar las durezas y acaban con gravísimas lesiones”, apunta la presidenta de AIMS.

implicados
Esther Fontán considera que en la lucha contra esta lacra es necesaria la implicación de todas las partes, que los representantes de las diferentes ramas sanitarias pongan sobre la mesa sus experiencias para que la Administración conozca la magnitud del problema e intente ponerle freno. “Los gobernantes son los que pueden hacer algo y ellos son los que tienen la obligación de buscar el remedio a este problema. Es necesario realizar aumentar el control y eliminar cualquier cualquier ambigüedad que ampare actuaciones fraudulentas”, explica Fontán. “Llama la atención que a nivel fiscal exista un epígrafe para Actividades Parasanitarias, tras el que pretenden esconderse falsos profesionales. O eres o no eres profesional sanitario, no hai profesionales para sanitarios. O eres maestro o no eres maestro, no se me ocurre pensar en un para maestro. Aquel que ejerce de maestro sin la titulación necesaria es un estafador y debe pagar por ello. El asunto es más grave en el caso de los falsos profesionales sanitarios porque juegan con la salud de las personas”.
Los miembros de la Asociación de Victimas del Intrusismo Médico Sanitario insisten en la necesidad de que las autoridades sanitarias se impliquen en la concienciación e inspección para evitar que se repitan casos como el de Coté. Recuerdan que muchos llegaron a su consulta aconsejados por médicos y que nadie había puesto en duda su titulación hasta que los propios pacientes tiraron del hilo.
“Yo fui a su consulta porque me dijeron que era un magnífico médico formado en Estados Unidos. Tenía su clínica en una céntrica calle de Ferrol y en el portal lucía una placa de médico. Entrabas en las instalaciones y te encontrabas con un despliegue de medios, títulos y diplomas enmarcados en las paredes de los pasillos. Y su forma de comportarse era exactamente igual a la de médicos verdaderos”, relata una de las víctimas. “Yo no tengo porque desconfiar de ese señor. Es la Administración la que tiene que realizar inspección sobre el terreno y, viendo que coloca una placa en la puerta del edificio, comprobar que tiene la titulación requerida para ejercer como médico. Las autoridades sanitarias tienen que realizar barridos y mantener una actitud activa para evitar que engañen a la población”.

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