Los últimos habitantes del poblado chabolista de Penamoa, en el municipio de A Coruña, uno de los últimos asentamiento de infraviviendas en la comunidad autónoma de Galicia, comenzaron a ser desalojados en la mañana de ayer.
Una excavadora procedió a la demolición de una chabola del asentamiento gitano de Penamoa, en la ciudad de A Coruña, derribada por una orden judicial, a instancias del requerimiento del Ayuntamiento coruñés ante la negativa de sus ocupantes, un matrimonio con un niño, a abandonarla. Durante el derribo, no se produjeron incidentes, aunque sí hubo insultos y gritos por parte de los familiares de los afectados, que denunciaron que no se les ofreció ayuda, algo que niega el ayuntamiento.
Bajo un amplio despliegue policial, integrado por efectivos de la Policía Nacional y la Local, y con presencia de representantes del juzgado que ordenó el derribo y del Ayuntamiento de A Coruña, se produjo, después de las 10,30 horas, la demolición de la chabola, tras permitir a sus ocupantes quitar los enseres que había en ella, así como otros materiales, entre ellos numerosas ruedas.
Durante el derribo, que concluyó poco después de las 11,00 horas, algunos familiares de los afectados profirieron gritos e insultos contra la concejal de Servicios Sociales, Silvia Longueira, presente en el lugar y contra la amplia presencia policial.
Mientras que el matrimonio, que se encontraba con su hijo, guardó silencio, otros allegados mostraban su indignación ante el derribo, que congregó a numerosos medios de comunicación, aunque a pocos gitanos ya que la mayoría se acogieron al plan de erradicación del chabolismo impulsado por el Ayuntamiento de A Coruña y que se ha puesto en marcha coincidiendo con la ejecución de las obras de la Tercera Ronda, que pasa por el lugar donde se ubica este asentamiento marginal.
REACCIÓN DE LA FAMILIA
El patriarca de la familia, Manuel Rivero, reclamó a la corporación municipal herculina 'ayuda' para que el matrimonio y su hijo 'no queden tirados y sin refugio' y criticó que a los gitanos se les niega el alquiler de pisos. 'Nos dicen, por un lado, que convivamos con los payos, pero luego no nos alquilan', argumentó.
Por su parte, Santiago Rivero al que, a través del plan de erradicación del chabolismo -al que se han adherido 79 familias- los servicios municipales ofrecieron la compra de una vivienda, reconoció que su hermano 'es toxicómano y está enganchado', pero reclamó que 'le ayuden'.
En la misma línea se pronunció otro de sus hermanos, que argumentó que los servicios sociales municipales no le ofrecieron esta ayuda, al tiempo que negó, entre insultos a la concejal coruñesa, que a su hermano no le permitiesen acogerse al plan por tener antecedentes.
Bajo un amplio despliegue policial, integrado por efectivos de la Policía Nacional y la Local, y con presencia de representantes del juzgado que ordenó el derribo y del Ayuntamiento de A Coruña, se produjo, después de las 10,30 horas, la demolición de la chabola, tras permitir a sus ocupantes quitar los enseres que había en ella, así como otros materiales, entre ellos numerosas ruedas.
Durante el derribo, que concluyó poco después de las 11,00 horas, algunos familiares de los afectados profirieron gritos e insultos contra la concejal de Servicios Sociales, Silvia Longueira, presente en el lugar y contra la amplia presencia policial.
Mientras que el matrimonio, que se encontraba con su hijo, guardó silencio, otros allegados mostraban su indignación ante el derribo, que congregó a numerosos medios de comunicación, aunque a pocos gitanos ya que la mayoría se acogieron al plan de erradicación del chabolismo impulsado por el Ayuntamiento de A Coruña y que se ha puesto en marcha coincidiendo con la ejecución de las obras de la Tercera Ronda, que pasa por el lugar donde se ubica este asentamiento marginal.
REACCIÓN DE LA FAMILIA
El patriarca de la familia, Manuel Rivero, reclamó a la corporación municipal herculina 'ayuda' para que el matrimonio y su hijo 'no queden tirados y sin refugio' y criticó que a los gitanos se les niega el alquiler de pisos. 'Nos dicen, por un lado, que convivamos con los payos, pero luego no nos alquilan', argumentó.
Por su parte, Santiago Rivero al que, a través del plan de erradicación del chabolismo -al que se han adherido 79 familias- los servicios municipales ofrecieron la compra de una vivienda, reconoció que su hermano 'es toxicómano y está enganchado', pero reclamó que 'le ayuden'.
En la misma línea se pronunció otro de sus hermanos, que argumentó que los servicios sociales municipales no le ofrecieron esta ayuda, al tiempo que negó, entre insultos a la concejal coruñesa, que a su hermano no le permitiesen acogerse al plan por tener antecedentes.
