El animal, de 500 kilos, estuvo vagando durante 24 horas después de escaparse del matadero

Un dardo puso fin al periplo del toro huido en O Porriño

Apenas tuvo veinticuatro horas de libertad. El becerro de 500 kilos que huyó en la mañana del pasado lunes del matadero de O Porriño fue capturado ayer en los montes de Vigo por un nutrido grupo integrado por agentes de la Guardia Civil, Policía Local, Protección Civil, trabajadores de Frigolouro y vecinos, además de un veterinario del zoo de Vigo que tuvo que disparar dos dardos con anestesia para conseguir capturar al ejemplar.
La odisea del joven toro comenzó a las once de la mañana del lunes cuando rompió una valla, esquivó a los empleados del matadero y enfiló hacia las vías del tren ante el asombro de todos. El animal fue visto por numerosos vecinos, que avisaron a la Guardia Civil y a la Policía Local, que lograron evitar que el ejemplar se colara en la autovía y causara algún accidente.

Tras algunos escarceos, el astado se esfumó en los montes cercanos ayudado por su color marrón claro que le permitía camuflarse con el entorno. A primera hora de la tarde era avistado en Veigazaña, en Mos, donde nuevamente se le perdía la pista con la caída de la noche.

La batida continuó ayer por la mañana, concentrándose en la zona numerosos medios de comunicación que emitían en directo la captura del animal. La Subdelegación de Gobierno había ordenado que el animal no fuera abatido por la Guardia Civil a no ser que hubiera peligro para las personas, por lo que hubo que esperar a la llegada de un veterinario del zoo de Vigo para sedar al animal.


DOS TENTATIVAS

La primera tentativa falló al ser más rápido el becerro, que se coló en el jardín de una vivienda cercana. Los gritos proferidos por los vecinos, que seguían con interés la odisea que se vivía en los campos de Veigadaña, y la actuación de los agentes permitió que el astado saliese de la finca y se desplazase hacia una zona en la que no había casas ni personas. Un momento que el veterinario aprovechó para la segunda intentona. Volvió a cargar la carabina deportiva y apuntó. En esta ocasión el dardo dio en el blanco. Era cuestión de esperar, ya que la dosis era el doble de la que se usa en estos casos.

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