El incumplimiento del compromiso con la lengua provocó la protesta de miles de gallegos, Consello da Cultura, RAG y docentes

Feijóo rompió la paz lingüística con el decreto sobre el uso del gallego

Concentración contra el decreto del gallego de Feijóo en la Plaza del Obradoiro de Santiago, en enero de 2010. (Foto: ARCHIVO)
'Recuperar los consensos en torno a nuestros símbolos identitarios, muy especialmente en el idioma: el gallego tiene que ser un elemento de unión, nunca de imposición y debe garantizarse la libertad para elegir lengua en todos los ámbitos'.
El punto decimotercero del 'Contrato con Galicia' firmado por Feijóo antes de las elecciones de marzo de 2009 nacía secuestrado por su intención de contentar a Galicia Bilingüe y a su presidenta, Gloria Lago, que consideraba esencial que los padres puedan elegir que sus retoños reciban las materias escolares en la lengua que deseen. Con el análisis del penúltimo epígrafe, La Región continúa el balance del grado de cumplimiento del 'contrato', siguiendo la invitación cursada en aquel momento por el líder del PP y que esperaba superar con una nota no inferior a sobresaliente.

Feijóo escenificaba su promesa electoral a modo de contrato, y más de 2.000 personas se manifestaban en Santiago contra el decreto 14/2007 que regulaba la presencia del gallego en la enseñanza y establecía que un mínimo del 50% de las asignaturas tenían que ser impartidas en la lengua propia de Galicia. A esa manifestación no acudió Feijóo, pero en plena pelea electoral por el voto de los que estaban en contra del gallego, sí asistieron tanto Alfonso Rueda, ahora conselleiro de Presidencia e Xustiza; Ana Pastor, actual ministra de Fomento; Carlos Negreira, después alcalde de A Coruña, y Corina Porro, actual presidenta del CES y por aquel entonces candidata del PP a la Alcaldía de Vigo. En primera fila también se encontraba Rosa Díez, líder de UPyD, que intentaba pescar en el caladero de los descontentos. Feijóo ganó y se vio prisionero de la promesa cursada en campaña electoral. Creó un problema en donde no lo había conseguir un puñado de votos.

Ganó Feijóo y le tocó gobernar. Aunque tuvo la oportunidad de distanciarse del discurso de Galicia Bilingüe, una asociación con un contado número de afiliados, el presidente de la Xunta decidió romper la paz lingüística conseguida por Manuel Fraga con la Ley de Normalización Lingüística.

A pesar de un mayoritario rechazo en las calles, con cinco grandes manifestaciones en Santiago de Compostela, Núñez Feijóo y Jesús Vázquez, conselleiro de Educación, sacaron adelante el llamado decreto del plurilingüismo tres años después de romper en 2007 el consenso con PSOE y BNG sobre la presencia del gallego en la enseñanza, que en apariencia deja a las dos lenguas cooficiales en igualdad, aunque han ido perdiendo campo a favor del inglés.

A pesar del supuesto equilibrio, el gallego quedó vetado para las asignaturas de ciencias y se le permite a las familias que decidan que sus hijos no pronuncien ni escuchen ni una palabra en gallego en la escuela hasta que lleguen a los seis años. Entidades como el Consello da Cultura, la Real Academia Galega (RAG) y los sindicatos educativos se mostraron en contra. Al final, hasta lapropia Gloria Lago quedó descontenta. Por un puñado de votos, Núñez Feijóo provocó el desconteno de todos.

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