GALICIA

El futuro del PP depende de Núñez Feijóo

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo y la Presidenta del Parlamento Ana Pastor
photo_camera El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo y la Presidenta del Parlamento Ana Pastor

De entre el selecto grupo de candidatos, el político de Os Peares y presidente de la Xunta de Galicia es el mejor colocado y su decisión de ser el líder nacional del PP todavía no está tomada

El presidente gallego deshoja la margarita. O quizá la decisión sobre su posible candidatura la tiene ya tomada pero hace como que deshoja la margarita.   

Núñez Feijóo no da una sola pista sobre sus intenciones y no debe darla, lo primero es que el partido fije oficialmente la fecha para el congreso extraordinario y, también, designe el comité que organizará ese congreso. De ese congreso no saldrá un nuevo programa sino solo y exclusivamente los nombres para el equipo que regirá los destinos del partido en el futuro.  Por tanto se comprende que Feijóo no quiera hacer ni una señal que pueda indicar su impaciencia por lanzarse al campo de batalla. Cuanta más tranquilidad transmita, mejor; cuanto más se identifique su figura con la de un hombre que duda entre dejar un importante gobierno  regional  para  asumir la responsabilidad de presidir un PP de porvenir incierto, mejor también.

Desde que Sánchez conquistó la Moncloa con un equipo que ha provocado importantes y buenas expectativas,   los sociólogos expertos en análisis  de la situación y  expectativas de voto  trabajan para cumplir con los encargos de empresas, partidos y medios de comunicación. Al menos dos de ellos, rivales pero ambos con reconocido prestigio, coinciden casi milimétricamente en cuatro puntos:   desplome de Podemos,  euforia entre los militantes y votantes del Psoe,   ligero descenso de Ciudadanos ante la salida de Rajoy de la presidencia del  PP , y mejores perspectivas para  el PP,  que mejorarán o volverán a bajar en función de quién sea elegido nuevo presidente.  
Coinciden también los dos expertos en que el candidato  que provoca más entusiasmo es Alberto Núñez Feijóo, seguido de Soraya Sáenz de Santamaría aunque muy por detrás del gallego. Y  tiene un fuerte tirón,   cercano al de Feijóo, Ana Pastor, aunque la idea generalizada es  que no va a entrar en la carrera y apenas se la tiene en cuenta. Se da por hecho que, por responsabilidad institucional, que ha demostrado sobradamente,  querrá  continuar al frente del Congreso de los Diputados , donde le espera la   delicada misión  de sosegar el  nuevo escenario político, en el que se producirán las inevitables tensiones agravadas en esta ocasión por la precariedad con la que Pedro Sánchez  va a ejercer y las tentaciones de los partidos independentistas y antisistema de  hacer fracasar su proyecto. Por otra parte ni PP ni Ciudadanos le van a hacer fácil la tarea.


A topa contra PSOE y Ciudadanos


El PP se la juega en los próximos meses. Con Feijóo o sin Feijóo va a hacer una política que le distancie no solo del PSOE sino también de Ciudadanos, al que como se dice coloquialmente "le tiene ganas". Hace tiempo que Rajoy no confía en Rivera,  pero tras la moción de censura, el PP en pleno, no solo Rajoy, considera que la posición de Rivera ha sido de total deslealtad. Piensan que siempre lo fue como supuesto socio de gobierno, pero ahora  impulsó la moción de censura buscando un adelanto electoral que favorecía a su partido.  No tendrá ese adelanto electoral que pretendía porque no solo el PP sino también los socialistas vieron su jugada, pero Rivera puso en marcha el mecanismo que provocó la llegada de Sánchez a La Moncloa aunque no lo respaldó al ver que no habría anticipo electoral.

 Así que el PP, que ya no gobierna, va a hacer una oposición constructiva respecto a Pedro Sánchez, al que apoyará en las políticas de Estado, pero será implacable en su lucha para recuperar el espacio que le ha quitado Ciudadanos, denunciando sistemáticamente lo que considera oportunismo, inexperiencia de gestión, cambios de criterio  y propuestas de imposible  cumplimiento que no tienen más objetivo que la captación de voto.

Diferentes dirigentes del PP  repiten, con diferentes palabras,  que ya no cabe lamerse las heridas,  sino que es la hora de dar un vuelco al partido y ponerle en disposición de ganar elecciones. El primer reto que se marcan es mejorar sensiblemente el resultado de las elecciones autonómicas, municipales y europeas que se celebran en mayo del 2019. Es fundamental recuperar gobierno y alcaldías,   los mejores centros de poder para captar votos. 

Desde hace tiempo Núñez Feijóo defiende la idea de que las figuras del PP  con mayor predicamento deben tener la generosidad y responsabilidad con el partido de abandonar sus trayectorias "nacionales" para competir como candidatos del partido a gobiernos regionales y locales.  Complicada tarea, no hay cultura en el PP de considerar relevantes a los dirigentes periféricos,  pero los que conocen al presidente gallego no tienen la menor duda de que si se convierte en presidente del PP  actuará en esa dirección. Tiene tantos a favor de su estrategia: él mismo, figura  regional, es ahora la más deseada por la militancia y votantes de su partido, y el ejemplo del gobierno de Sánchez, que ha tenido una aceptación generalizada,  está formado en gran  parte por personas con experiencia alejada de "Madrid".

Rajoy no ha señalado con el dedo a ningún candidato y es sensación generalizada que no va a hacerlo y respetará escrupulosamente el proceso de sucesión. Es de dominio público que de todos los miembros del partido la persona  que es a la vez amiga entrañable y persona a la que siempre ha considerado imprescindible en sus equipos es Ana Pastor.  Tiene Rajoy  innumerables amigos personales en el PP, no podía ser de otra manera, pero Ana Pastor es especial.  Se equivocan quienes  creen que Feijóo pertenece a su  grupo   más íntimo, el clan de Pontevedra, el grupo de los gallegos, al que desde luego pertenece Pastor y también la diputada Pilar Rojo, ex presidenta del parlamento gallego.

Con Feijóo comparte Rajoy una excelente relación personal y política,  se tienen mutua y absoluta confianza no solo en razón de los cargos que han ocupado hasta ahora sino porque existe buena sintonía entre ellos, pero el presidente de la Xunta no es del círculo con el que se relaciona casi como si fueran parte de su familia.  

Pueden pensar los militantes del PP que Feijóo es el candidato de Rajoy pero, conociendo al presidente,  estará satisfecho si es Feijóo el elegido pero también si lo son Soraya  o Cospedal.  Lo que le importa a Rajoy es que su sustituto  tome las medidas adecuadas para que el PP se convierta nuevamente en el principal partido y gobierne.  Apoyará sin fisuras a Feijóo,  que hoy es el que aparentemente concita más entusiasmo si presenta su candidatura, Rajoy le apoyará total y abiertamente,  porque solo con entusiasmo  se recompone un partido maltrecho.


A la órden es a la orden


A la gente del PP le gustó especialmente una de las frases que pronunció Rajoy ante la ejecutiva,  en un discurso que se pudo seguir en directo. Cuando reiteró que se pondría a las órdenes de quien vaya a ser nuevo presidente, dijo que para él "a la orden es a la orden".  A buen entendedor… En el partido se han  recibido con una indignación no disimulada las palabras de Aznar en las que se ofrecía a liderar el centro derecha. 

Es de sobra conocido el acercamiento del ex presidente a Vox y a Ciudadanos, también se sabe que  lleva tiempo criticando a Rajoy en los cenáculos madrileños,  y resultó especialmente irritante que se presentase como un hombre sin militancia. Todo lo contrario de lo que transmitía Rajoy  cuando insistía en que apoyará al partido y al nuevo presidente, o presidenta, y se pondría a sus órdenes. Recordaba aquella frase de Manuel Fraga, que cumplió, de  no interferir en las decisiones que tomara su sucesor: "Ni tutelas ni tutías".

La suerte del PP está echada.  Tendrá que caminar a partir de ahora sin Mariano Rajoy y, en un mes, se verá si será Feijóo quien marque ese camino. Los sondeos indican que, con él, tienen mejores bazas llegar a buen fin que con cualquier otro presidente.

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