Ha quedado en libertad de manera cautelar y se le prohíbe la comunicación con las dos víctimas del suceso, un padre y su hijo, a los que tampoco podrá acercarse.
El agente de la Guardia Civil detenido por haber disparado presuntamente quince veces contra una vivienda en el municipio coruñés de San Sadurniño cuando estaba ebrio ha quedado en libertad debido a que la Fiscalía no ha solicitado la prisión provisional.
El investigado por los supuestos delitos de amenazas graves con arma de fuego, daños y conducción alcohólica ha pasado a disposición judicial hoy en el juzgado de guardia de Ferrol.
Allí la Fiscalía no ha solicitado la prisión provisional, por lo que ha quedado en libertad, aunque de manera cautelar se le prohíbe la comunicación con las dos víctimas del suceso, un padre y su hijo, a los que tampoco podrá acercarse.
La juez ha pasado oficio de los hechos a la Guardia Civil por si el Instituto Armado toma algún tipo de medida como la retirada del arma o la suspensión de empleo, dos elementos que la Justicia solo podría exigir en una condena, informan fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
A las 6 horas de ayer el agente, que estaba fuera de servicio, se presentó ante un domicilio de San Sadurniño contra el que disparó en once ocasiones contra la puerta y una ventana.
Estaba en estado de embriaguez y su reacción fue motivada por un incidente anterior con un joven en las fiestas de Castro, en Narón, que creyó que era hijo de los moradores de la vivienda, aunque se equivocaba.
Los residentes en ese domicilio salieron a calmar al agente e intentaron que depusiese el arma y no hubo que lamentar daño personal alguno.
Fue localizado a las 9 horas, cuando fue detenido como investigado por un presunto delito de amenazas con arma de fuego.
