Una millonaria 'diferente', que siempre presumió de origen humilde

Rosalía Mera, pese a su condición de millonaria, declaró siempre sus simpatías por el movimiento de los indignados de la Puerta del Sol (el movimiento 15M) y en una de las pocas entrevistas que concedió en su vida confesó que vestía ropa de Zara y que no le gustaba vestir de manera convencional.
También fue discreta cuando se mezcló en multitudinarias protestas ciudadanas tras el desastre del petrolero Prestige, o en las noches en que acudía con sus amigas a una tasca de su ciudad, 'Os Belés', donde se canta hasta el amanecer y se toman tapas de pulpo.

Hecha a sí misma, siempre defendió el trabajo en equipo y la innovación. 'Hay que arriesgarse a fallar, lo que no podemos es repetir, decía en 2011 al recibir un premio en Bilbao.

Los nietos de Rosalía Mera estudian en una escuela pública, 'donde están con niños que pueden y que no pueden', contó en una entrevista concedida a Iñaki Gabilondo en la que relató su infancia en una casa de 70 metros cuadrados en donde convivían 12 familiares.

“de barrio'
Hasta el final no renunció a sus orígenes humildes y, en esa misma entrevista, en el año 2012, expresó recuerdos 'magníficos' de su infancia, pese a las dificultades económicas de la época. Dijo que le gustaban los oficios de su barrio' y los recuerdos de su padre, un hombre que era capaz de 'arreglarlo todo'. Valoró el espíritu 'ambicioso' que mostraba su madre y destacó que alcanzase su deseo de montar una carnicería.

Fue una mujer que a los 11 años se creía ya mayor y que se sintió 'vieja' a los 40, cuando tuvo que hacer frente a la discapacidad de su hijo Marcos y a su divorcio. Pese a estas circunstancias siempre confesó haber salido 'fortalecida' de ambas.

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