Piden de 95.000 a 400.000 euros de indemnización para el bebé herido por cascotes

La Fiscalía solicita una indemnización de 95.200 euros para los padres del bebé gravemente herido en diciembre de 2008 en Vigo por el desprendimiento de un balcón durante la instalación de la decoración navideña, mientras que la acusación particular eleva esa cifra hasta los 416.700 euros.
En la segunda jornada del juicio, que ha quedado visto para sentencia en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Pontevedra, el fiscal ha pedido multas de 20 euros/día para los operarios acusados de sendas faltas lesiones: al bebé y a la cuidadora, también herida por la caída de cascotes, aunque leve.

El ministerio público considera responsables civiles a las empresas -la adjudicataria de la instalación de la decoración de Navidad y la subcontratada por ésta-, y a sus aseguradoras para el pago de la indemnización de 95.200 euros por lesiones y secuelas, tanto estéticas como funcionales, del bebé.

Asimismo, solicita otra indemnización de 1.117 euros para la cuidadora por el tiempo que estuvo de baja.

Mientras, la acusación particular pide multas de entre 15 y 2 euros diarios para todos los acusados, incluidos el director de la sucursal bancaria de cuyo edificio se desprendieron los cascotes y la empresa encargada del mantenimiento del mismo, además del Ayuntamiento de Vigo, a excepción de un técnico municipal.

A todos estos los considera responsables civiles, directos o subsidiarios, para el pago de la indemnización a los padres por daños y perjuicios, al tiempo que solicita una evaluación futura de la evolución y las secuelas de la niña transcurrido el tiempo que marcan los protocolos en el seguimiento de determinadas lesiones.

La abogada del Servicio Gallego de Salud (Sergas), que se ha personado como acusación en la causa, ha pedido, por su parte, el reembolso de los 37.881 euros en que cifra el coste de la atención que ha precisado el bebé, tanto de hospitalización como de intervención quirúrgica y rehabilitación.

Los abogados de la defensa han interesado la libre absolución de sus clientes.

Algunos lo han hecho en base al informe del doctor encargado de la rehabilitación de la niña, que descarta secuelas psicomotrices y del habla que sí recogen la forense y un experto en biomecánica clínica que también la atendieron.

Otros han alegado que la póliza de las empresas encargadas de la instalación de la decoración de Navidad no daban cobertura a este tipo de trabajos, que la subcontrata era ilegal o que la empresa de mantenimiento se encargaba del interior del banco, no de su fachada.

La representante legal de Vicalfri, empresa encargada de los anclajes y sujeciones, ha llegado incluso a poner en tela de juicio que la cuidadora del bebé llevara a pasearlo a la calle Príncipe, una de las más concurridas de Vigo, mientras se instalaba la decoración de Navidad, y no fuera a un parque.

Además de las conclusiones, la segunda jornada del juicio se ha centrado en las explicaciones de dos peritos, uno aportado por la acusación y otro por parte de una empresa aseguradora que figura entre los acusados, y también de la forense que ha atendido en varias ocasiones a la niña.

La forense ha ratificado que ha habido una evolución positiva, incluso 'espectacular', y que no ha habido 'complicación añadida alguna' desde el accidente y la operación a la que se sometió al bebé, entonces de tres meses de edad.

Sin embargo, ha defendido su calificación de epilepsia como secuela en su grado máximo porque a pesar de que la medicación le ha funcionado, 'no es descartable', ha dicho, que la niña pueda sufrir crisis convulsivas en el futuro por el daño neurológico causado por el impacto de los cascotes en su cráneo cuando era bebé.

También ha descrito en la paciente una hemiparesia o parálisis izquierda leve, al constatar una 'torpeza generalizada' en las extremidades de esa parte del cuerpo; una hipoacusia o deficiencia auditiva leve, y retraso en la capacidad de expresión y comunicación.

El perito aportado por la acusación ha añadido las secuelas estéticas de una cicatriz en el cráneo de 19 centímetros que tiene la niña a consecuencia de la operación, y que algunos de los cuadros descritos tienen una 'evolución inesperada'.

Mientras, el médico que ha realizado el informe para una de las aseguradoras se ha basado en el del rehabilitador que ha atendido a la niña para afirmar que su evolución ha sido buena y que, en líneas generales, la mayor secuela que presenta es un retraso de desarrollo de diversa aptitudes de unos cinco meses.

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