El fiscal pide ocho años y medio de prisión por un delito continuado de agresión sexual contra su sobrina política desde los 12 años

El pontevedrés acusado de violar a su sobrina alega que ésta lo malinterpretó porque ‘es muy cariñoso’ con todo el mundo

El pontevedrés acusado de violar a su sobrina aseguró que nunca causó daño alguno a la niña e indicó que ésta ‘malinterpretó y sexualizó un comportamiento que solo era una broma’, ya que, según la abogada defensora, su tío es ‘una persona muy abierta, cariñosa y con una forma de hablar muy afectiva con todo el mundo’.
El fiscal pidió la pena de ocho años y medio de prisión para el acusado, Manuel B.P., a quien atribuyó un delito continuado de agresión sexual contra su sobrina política desde que ésta tenía 12 años de edad.

Al concluir el juicio, celebrado hoy parcialmente a puerta cerrada en la Audiencia Provincial de Pontevedra, el fiscal Paulino González explicó que ateniéndose al Código Penal vigente en el momento de los hechos, se veía obligado a modificar el inicial escrito de acusación y retirar la imputación por violación, que agravaba la petición de condena hasta los 31 años de prisión.

Así, el fiscal consideró totalmente probado que el acusado agredió sexualmente a su sobrina, ‘con una frecuencia prácticamente diaria’ desde que tenía doce años de edad, y opinó que ‘someter a una niña a tocamientos de relevancia sexual no puede considerar ningún chiste’.

La joven, que en la actualidad tiene 28 años de edad, ratificó que las agresiones sexuales comenzaron en 1993, cuando sus padres de ausentaron una larga temporada del domicilio familiar y quedó al cuidado de su abuela en un edificio de la ciudad de Pontevedra donde, aunque pisos diferentes, vivía también el acusado con su familia.

TRASTORNO POSTRAUMATICO.

Sin embargo no denunció esta situación hasta varios años después, a raíz de acudir a un psicólogo que fue quien la animó a contar a sus padres lo sucedido, tras diagnosticarle un ‘trastorno postraumático muy significativo porque interfería en su vida’.

El psicólogo explicó que la chica se negaba a hacer referencia a lo que había vivido, porque ‘se sentía culpable de no haber hecho todo lo que debía para evitarlo, y tenía miedo de causar daño familiar y que no la creyeran’.

Tras asegurar que esta es una reacción ‘normal’, los peritos coincidieron en que ‘esto se ve todos los días en los casos de violencia de género’, porque las víctimas ‘no quieren hablar de algo que les ocasiona mucho malestar y lo van demorando hasta que tocan fondo y ya no pueden más’.

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