La décimo quinta cumbre hispano-lusa tuvo acento del norte. La reunión estuvo presidida por Mariano Rajoy, presidente del el gobierno español, y el primer ministro luso, Passo Coelho. Este era el segundo encuentro que se celebraba en Oporto, ciudad que al igual que Galicia se jugaban temas de vital importancia para el desarrollo de las comunicaciones por carretera y ferrocarril.
Al final, apenas quedó claro que el pago de los peajes de las autovías lusas por parte de los extranjeros se podrá efectuar con tarjetas prepago asociadas a la matrícula del vehículo. El sistema comenzará en la frontera con Galicia el 1 de junio y se alargará al resto en el tercer trimestre.
El tren Vigo-Oporto sin embargo quedó prácticamente en el aire ya que el único acuerdo alcanzado fue la unificación de los billetes para viajar entre ambas ciudades. La ministra de Fomento, Ana Pastor, encargada de negociar las líneas ferroviarias que comunicarán la península con el resto de Europa manifestó a la salida de la reunión que lo que el legado que habían encontrado sobre el proyecto del la línea de la región del Minho era simplemente 'nada', avanzando que a partir de ahora trabajarán conjuntamente en la 'mejora progresiva y sustancial de este servicio' en dos etapas, optimizando el servicio 'con menos paradas' y 'actuando sobre la infraestructura ferroviaria'. Una declaración de intenciones que no tiene fechas marcadas para su puesta en marcha. Por su parte, el primer ministro portugués lanzaba un aviso a navegantes. El país vecino no acometerá ninguna inversión 'que no sea rentable'.
Paralelamente, empresarios portugueses y españoles propusieron un plan director de transportes común en los dos países, haciendo especial hincapié de la conexión ferroviaria de mercancías entre Oporto-Vigo y Aveiro-Salamanca. La ministra de Fomento manifestó sobre la línea férrea que una a las dos grandes urbes del noroeste que 'se comenzará a trabajar' a nivel de secretarios de Estado, siendo uno de los temas tratados su futura electrificación.
Passos Coelho, reconoció las 'dificultades' de los españoles para acomodarse al nuevo sistema de peaje portugués, el cual ha recibido críticas en los últimos meses por parte de asociaciones de usuarios, que ayer se manifestaron ante el palacio de la Alfândega y entregaron un escrito a los dos dirigentes para solicitar que se reconsideren los peajes, que según aseguraban provocaron una reducción de los intercambios comerciales del 20%.
Ambos gobiernos firmaron dos memorandos de entendimiento que permitirán crear 'nuevos medios de pago a disposición de los ciudadanos españoles'.
El tren Vigo-Oporto sin embargo quedó prácticamente en el aire ya que el único acuerdo alcanzado fue la unificación de los billetes para viajar entre ambas ciudades. La ministra de Fomento, Ana Pastor, encargada de negociar las líneas ferroviarias que comunicarán la península con el resto de Europa manifestó a la salida de la reunión que lo que el legado que habían encontrado sobre el proyecto del la línea de la región del Minho era simplemente 'nada', avanzando que a partir de ahora trabajarán conjuntamente en la 'mejora progresiva y sustancial de este servicio' en dos etapas, optimizando el servicio 'con menos paradas' y 'actuando sobre la infraestructura ferroviaria'. Una declaración de intenciones que no tiene fechas marcadas para su puesta en marcha. Por su parte, el primer ministro portugués lanzaba un aviso a navegantes. El país vecino no acometerá ninguna inversión 'que no sea rentable'.
Paralelamente, empresarios portugueses y españoles propusieron un plan director de transportes común en los dos países, haciendo especial hincapié de la conexión ferroviaria de mercancías entre Oporto-Vigo y Aveiro-Salamanca. La ministra de Fomento manifestó sobre la línea férrea que una a las dos grandes urbes del noroeste que 'se comenzará a trabajar' a nivel de secretarios de Estado, siendo uno de los temas tratados su futura electrificación.
Passos Coelho, reconoció las 'dificultades' de los españoles para acomodarse al nuevo sistema de peaje portugués, el cual ha recibido críticas en los últimos meses por parte de asociaciones de usuarios, que ayer se manifestaron ante el palacio de la Alfândega y entregaron un escrito a los dos dirigentes para solicitar que se reconsideren los peajes, que según aseguraban provocaron una reducción de los intercambios comerciales del 20%.
Ambos gobiernos firmaron dos memorandos de entendimiento que permitirán crear 'nuevos medios de pago a disposición de los ciudadanos españoles'.
