“Quizá De lo que más orgulloso estoy es de la alfabetización de toda galicia'

El expresidente de la Xunta Gerardo Fernández Albor, en Santiago.
Personas de de la talla de Gerardo Fernández Albor son difíciles de ponderar. Fue aviador, se doctoró en Medicina por la Universidad de Salamanca, fundó la clínica La Rosaleda en Santiago de Compostela, presidió la Xunta entre 1982 y 1987 y en su etapa como eurodiputado recibió el reconocimiento por su papel decisivo en la reunificación de Alemania.
Su retrato cuelga en el Bundestag y el próximo 4 de enero Mariano Rajoy le impondrá la Gran Cruz de Isabel la Católica. A pesar de sus 95 años tampoco es sencillo charlar con este intelectual de prestigio ya que no para y suele acudir a todos los actos en los que es invitado. No hay secreto para explicar su sorprendente lozanía. Basta con 'no enfadarse nunca' y encara la vida con una pizca de humor. Fernández Albor camina cada vez más despacio, pero 'por lo demás, estupendo'.

Aviador, político, intelectual, médico de prestigio, fundador de La Rosaleda, político... ¿De qué tarea se siente más orgulloso?
Quizá de la alfabetización de todos los niños de Galicia y de la televisión y la radio de Galicia. Para que nuestra lengua no muriese pensé que lo mejor era tener una televisión y una radio que hablasen todo el día en gallego como la BBC en Londres, que sirve para que se emplee la lengua de manera correcta. Era necesario armonizar el gallego.

Su retrato cuelga del Bundestag alemán...
Esa fue una cortesía del presidente del Parlamento alemán porque en el año 89 presidí la Comisión para la reunificación de Alemania durante mi etapa en la Unión Europea. Al terminar las tareas me condecoró el Gobierno alemán con la Cruz del Mérito con Estrella, y es una gran condecoración. Al cumplir 90 años, quince años después de abandonar el Parlamento Europeo, recibí una carta notificándome que habían decidido colocar un retrato mío en la Sala de Arte del Bundestag. Para mí fue una gran alegría, pero todavía no he podido visitar el Parlamento, que es una obra de Foster muy hermosa. Este año tuve la ocasión de darle las gracias o a Norbert Lambert durante una reunión del PP europeo que se celebró en Santiago.

El próximo día 4 de enero recibe la Gran Cruz de Isabel la Católica...
Esto se lo debo al Gobierno de Rajoy. Fue la primera condecoración que concedió y me siento honrado porque son demasiados premios a una labor que según ellos es importante pero, según mi criterio, es mi deber trabajar lo más posible para tratar de resolver los problemas y ayudar a Galicia y a Europa para que estén en la cumbre de la democracia y de la libertad.

¿Qué condecoración le ha hecho más ilusión de todas las que ha recibido?
Pues mire, esta última porque quizá es el primer premio que tengo de España. Tengo premios y medallas de Chile, de Argentina, de Venezuela... y las medallas de la época de la Guerra. No tenía ninguna española y me hacía ilusión, y más que sea de la Reina Católica que también es de origen gallego, porque es una Trastámara. Es para mí una gran alegría porque fue la que llevó España hacia América y apoyó a Cristóbal Colón, yo creo que también es gallego. Es un premio fantástico porque coincide con lo que siento por el pueblo americano también.

El presidente Rajoy este acto no se lo quiere perder...
Sí, viene Rajoy y le acompañarán, según me han dicho, el ministro José Manuel García Margallo que fue mi compañero en el Parlamento Europeo, e Íñigo Méndez de Vigo, que es secretario de Estado para los Asuntos Europeos y con el que también coincidí.

Una vez me dijo que su secreto para llegar tan lozano a su edad era 'no enfadarse nunca'. ¿Sigue pensando lo mismo?
Pues sí. No enfadarme nunca y tener un cierto sentido del humor y una cierta comprensión con todos los ataques y con todas las cosas malas que suceden en este país y en todos los países del mundo. Hay que tener la esperanza de que las cosas se irán resolviendo. Cada vez me siento más cristiano y por eso hay que tener esas paciencia, esa prudencia y esa manera de ser de no enfadarse nunca.

¿No quiere que hablemos de José Luis Barreiro, que fue su vicepresidente en la Xunta, entonces?
No, no quiero. Son cosas tristes y preocupantes. Es una pregunta que me hacen siempre y me parece una chiquillada. En la vida he tenido disgustos mucho mayores y aquello fue un problema político que no tiene mayor importancia. Fue una decisión de una persona que creyó que era mejor que cambiase el Gobierno y que viniesen los socialistas. Pues muy bien, adelante. Así fue.

Estuvo una legislatura y dos años al frente de la Xunta de Galicia. ¿No fue una etapa breve? ¿Se apartó con gusto de la primera línea para dejar paso a Fraga o él se lo pidió?
Fraga nunca me pidió que me apartase. Él tomó la decisión de presentarse a las elecciones siguientes y a mí me pareció muy bien porque Manuel Fraga era nuestro presidente y el político más importante que teníamos en España. Si decidía venir a Galicia, pues yo feliz. Nunca tuve la ambición política de permanecer, sino de sacrificio por mi pueblo y ahora lo sigo haciendo por mis ideas liberales y cristinas. Aunque no esté en primera fila siempre seguiré defendiendo lo mismo.

Dígame algo que nunca le haya contado a nadie.
Lo que nunca he contado antes tampoco lo voy a contar ahora... (se ríe).

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