Los primeros casos de adicción a la tecnología han llegado a los hospitales gallegos, desde donde insisten en la importancia de sensibilizar de los peligros del abuso de Internet.

Tecnología y adicción, una combinación de 'alto riesgo'

Una joven consulta una página de Internet desde su ordenador personal, un hábito que puede convertirse en adictivo.  (Foto: ARCHIVO)
Hubo un tiempo no muy lejano en el que los padres se preocupaban por las horas que pasaban sus hijos frente al televisor, cuando eran capaces de enganchar desde la merienda con el Xabarín hasta la cena con el Médico de familia.
Cambiaron los tiempos y llegaron las videoconsolas: la guerra por el mando a distancia se volvía todavía mas encarnizada y los horarios para consumo televisivo se veían reducidos por las sesiones infantiles de videojuego. La llegada de Internet y el traslado del ocio a los ordenadores alivió la tensión, pero dispersó a los miembros de la unidad familiar: padres en el salón e hijos en sus habitaciones. Y esos que antes se recluían en sus habitaciones para sesiones interminables de PlayStation con sus colegas se han emancipado y ahora esperan un hijo, pasan las noches en el salón, la tele encendida, el portátil en las rodillas y el WhatsApp echando humo.

Frente a la concepción del consumo televisivo enmarcado en un contexto de relax y desconexión, emerge un nuevo escenario en el que convive el televisor con otros dispositivos en un contextos de consumo necesariamente más activo. La 'multitarea' se afianza y esos 'otros dispositivos' obtienen atención mientras se ve la televisión. 'Ya no vemos la tele con manta y palomitas, la vemos con el portátil en las rodillas'. Las redes sociales, a través de diversos dispositivos, comienzan a funcionar como una segunda pantalla en las que obtener una experiencia complementaria a los programas que están emitiendo.

Según un informe de State Media Democracy (Delloite, 2011), cerca del 75% de los espectadores estadounidenses simultanean el consumo de televisión con otra actividad; el 42% accede a internet mientras ve la tele, un 29% habla por dispositivos móviles y un 26% envía mensajes. Los estudios realizados en Europa confirman esa tendencia; una consulta realizada por Digital Clartity entre 1.300 usuarios de telefonía móvil en el Reino Unido menores de 25 años concluye que el 80% de los encuestados comenta los programas que está viendo en televisión con amigos usando el teléfono; un 72% los hace a través de redes sociales. Y en España, a falta de estudios oficiales que lo confirmen, el panorama es muy parecido.

El perfil de los usuarios españoles de Twitter, según un estudio realizado por la Asociación Española de Economía Digital: el 81% tiene entre 25 y 41 años, el 67% se agrupan en Madrid y Barcelona, casi un 80% tiene estudios superiores, más del 63% inicio su actividad en los últimos dos años, solo el 24% de los mensajes son conversaciones hacia otros usuarios, el 60% de los mensajes publicados contiene links a contenido web. Facebook tenía, en diciembre de 2010, más de 12 millones de usuarios registrados en España, un 25,60% de la población; más de la mitad son menores de 35 años.


CON LA RED 'EN LA CABEZA'

Estamos en la era digital y eso, en general, no es un problema. Los problemas surgen para quienes se han convertido en adictos a las nuevas tecnologías, personas que se han enganchado a Internet o usuarios que sufren hasta extremos insospechados cuando están desconectados de las redes sociales. Personas que, cuando quedan para tomar unas cañas con sus amigos, están mas pendientes de actualizar su estado del Facebook; adolescentes que presumen de su larga lista de amistades virtuales pero no encuentran momento para dar un paseo o jugar un partido de fútbol.

Un tercio de los jóvenes de entre 10 y 17 años reconocen que tienen necesidad de conectarse a Internet o de utilizar el teléfono móvil, uno de cada cinco reconocen estar enganchados a un videojuego. Cuando se les priva de esta actividad, algunos reaccionan con angustia. Las nuevas tecnologías pueden enganchar y convertir a sus usuarios en adictos. Ocurre con el móvil, con Internet, o con las videoconsolas. 'Es importante controlar algunos comportamientos', advierte María José Mayorgas, psicóloga infantil. 'Cuando aparecen reacciones de ansiedad o cambio de carácter hay que sospechar. Podemos estar ante un adicto a nuevas tecnologías'.


ALERTA EN LOS HOSPITALES

Los hospitales gallegos y unidades terapéuticas de diferentes colectivos ya tratan este tipo de adicciones, que quitan el sueño y bajan el rendimiento escolar. Hay adolescentes que faltan a clase ante la ansiedad que les supone no poder utilizar su teléfono en el aula. Casi un 15% de los jóvenes entre 14 y 21 años corren el riesgo de adicción al móvil y un 12% lo usa en exceso; son muchos los que gastan la mayor parte de su paga semana en recargar el teléfono y los que sufren ansiedad cuando no pueden utilizarlo.

Una persona que pasa más de dos horas diarias conectada a la Red podría ser un adicto a Internet. Esa adicción, tan nueva como la tecnología, puede convertirse en el centro de vida, afectar al humor y generar conflictos, malestar psicológico o trastornos de personalidad. Los que han desarrollado esta dependencia siguen siendo una minoría y, según los terapeutas, las personas más vulnerables son tímidas y con problemas de introversión.

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