Nueve de cada diez pimientos cultivados en Galicia pertenecen a alguna de las ocho variedades autóctonas: Padrón, Couto, Blanco Rosal, Mougán, Piñeira, Arnoia, Punxín y Oímbra. Más de dos millones de toneladas, el 75% de la producción, llevan el sello de Padrón; la hortaliza originaria de Herbón, cultivada en varias comarcas coruñesas y pontevedresas, es la que goza de un mayor reconocimiento. El mapa podría con una nueva especie, en Vilanova de Arousa.
Aunque la villa de Padrón es la que les da el nombre, su cultivo comenzó en la aldea de Herbón en el siglo XVI, cuando unos misioneros del monasterio franciscano trajeron de México una variedad de chile similar a los jalapeños. Además de ser los más famosos, los pimientos de Padrón son los más cultivados en Galicia: dos millones de toneladas, el 75% de la producción total de la especie. A esta variedad se dedican más de 51 hectáreas, 28 en invernadero y 23 al aire libre, repartidas por las provincias de A Coruña y Pontevedra.
Los pimientos de Padrón son unos de los productos gastronómicos más internacionales de la gastronomía gallega. La fama y el prestigio le obligan a competir en el mercado con variedades procedentes de otros lugares del mundo. Serafín Miguéns, que lleva media vida cultivándolos, asegura que son pimientos únicos y presume de distinguirlos a simple vista de otras variedades. Es capaz, según dice, de saber si van a picar o no. Sabe también que los consumidores no tienen tanta destreza y pide mayor control para que las variedades estén perfectamente diferenciadas.
Los consumidores confirman que en el mercado no resulta fácil saber cuales son los de Padrón, pero aseguran que en el sabor son inconfundibles.
Los de Herbón tienen su público, pero en los últimos años ha aumentado la demanda de otras alternativas. El consumidor que rechaza lo hegemónico y opta por lo diverso encuentra en Galicia otras siete variedades, muchas de ellas conocidas solo en los mercados locales.
La riqueza del abanico autóctono es, en parte, consecuencia del trabajo realizado por los equipos del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM) y el CEFEA de Salceda de Caselas. En los noventa iniciaron la investigación y mejora de las variedades de Padrón y Couto (A Coruña); el proceso de selección masal se extendería en los años siguientes a las otras seis variedades: Branco Rosal (Pontevedra), Mougán (Lugo), Piñeira (Lugo), Arnoia (Ourense), Punxín (Ourense) y Oímbra (Ourense). Las investigaciones realizadas permiten conocer la diversidad de los pimientos gallegos e incidir en su calidad y diferenciación. Los especialistas no cierran las puertas a variedades hasta ahora desconocidas y atienden las sugerencias de agricultores y productores. Una señora de Vilanova de Arousa nos llamó para informarnos de que en su aldea se cultivaba una pimiento diferente a cualquiera de las ocho variedades existentes en Galicia, explica Alfredo Taboada, miembro del departamento de Producción Vegetal del CIAM. Estamos realizando los estudios necesarios para comprobar si realmente es un pimiento diferente. Otra línea de trabajo semejante se centra en el Couto Grande, una variedad del país.
Llevamos mucho tiempo tra bajando con los diferentes tipos de pimientos que hay en Galicia; son cuatro años caracterizando esos ocho ecotipos y trabajando las líneas de las diferentes zonas.
Los investigadores pretenden definir las distintas variedades de pimientos gallegos y profundizar en su estudio a partir de sucesivas autofecundaciones de las mejores plantas. El trabajo se basa en criterios como la calidad, la ausencia de picor, la productividad, la precocidad y la adecuación de las características morfológicas del pimiento. Como apoyo a la política de mejora de la variabilidad genética de esta especie, la Consellería de Medio Rural tramita el reconocimiento de la Denominación de Origen Protegida (DOP) para cuatro de las variedades: Herbón, Couto, Oímbra y Arnoia.
Los pimientos de Padrón son unos de los productos gastronómicos más internacionales de la gastronomía gallega. La fama y el prestigio le obligan a competir en el mercado con variedades procedentes de otros lugares del mundo. Serafín Miguéns, que lleva media vida cultivándolos, asegura que son pimientos únicos y presume de distinguirlos a simple vista de otras variedades. Es capaz, según dice, de saber si van a picar o no. Sabe también que los consumidores no tienen tanta destreza y pide mayor control para que las variedades estén perfectamente diferenciadas.
Los consumidores confirman que en el mercado no resulta fácil saber cuales son los de Padrón, pero aseguran que en el sabor son inconfundibles.
Los de Herbón tienen su público, pero en los últimos años ha aumentado la demanda de otras alternativas. El consumidor que rechaza lo hegemónico y opta por lo diverso encuentra en Galicia otras siete variedades, muchas de ellas conocidas solo en los mercados locales.
La riqueza del abanico autóctono es, en parte, consecuencia del trabajo realizado por los equipos del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (CIAM) y el CEFEA de Salceda de Caselas. En los noventa iniciaron la investigación y mejora de las variedades de Padrón y Couto (A Coruña); el proceso de selección masal se extendería en los años siguientes a las otras seis variedades: Branco Rosal (Pontevedra), Mougán (Lugo), Piñeira (Lugo), Arnoia (Ourense), Punxín (Ourense) y Oímbra (Ourense). Las investigaciones realizadas permiten conocer la diversidad de los pimientos gallegos e incidir en su calidad y diferenciación. Los especialistas no cierran las puertas a variedades hasta ahora desconocidas y atienden las sugerencias de agricultores y productores. Una señora de Vilanova de Arousa nos llamó para informarnos de que en su aldea se cultivaba una pimiento diferente a cualquiera de las ocho variedades existentes en Galicia, explica Alfredo Taboada, miembro del departamento de Producción Vegetal del CIAM. Estamos realizando los estudios necesarios para comprobar si realmente es un pimiento diferente. Otra línea de trabajo semejante se centra en el Couto Grande, una variedad del país.
Llevamos mucho tiempo tra bajando con los diferentes tipos de pimientos que hay en Galicia; son cuatro años caracterizando esos ocho ecotipos y trabajando las líneas de las diferentes zonas.
Los investigadores pretenden definir las distintas variedades de pimientos gallegos y profundizar en su estudio a partir de sucesivas autofecundaciones de las mejores plantas. El trabajo se basa en criterios como la calidad, la ausencia de picor, la productividad, la precocidad y la adecuación de las características morfológicas del pimiento. Como apoyo a la política de mejora de la variabilidad genética de esta especie, la Consellería de Medio Rural tramita el reconocimiento de la Denominación de Origen Protegida (DOP) para cuatro de las variedades: Herbón, Couto, Oímbra y Arnoia.
