VIGO

Un verano “negro” para los vecinos de Penís de Abaixo

Cabral, la parroquia que mantiene el liderazgo por intervenciones de la Policía Local, sufrió el verano pasado, junto con Lavadores y O Calvario, los estragos de las bandas de jóvenes rumanas dedicadas al robo.

Sus mayores relataban entonces episodios muy similares a los vividos hace una semana en Saiáns. Una de las víctimas, de 87 años, perdió una cadena cuando una de las chicas acudió a su casa para pedirle trabajo. La delincuente le tiró de la cadena y salió huyendo. Le esperaba un coche, igual que las adolescentes que asaltaron a Manuela junto a la parada del Vitrasa en Saiáns.

Los paralelismos son similares, aunque las fotografías que la Policía Nacional ha mostrado a las últimas víctimas no han sido reconocidas. Ante la dificultad para  parar estas oleadas, los agentes aconsejan tener mucho cuidado con las personas que se acercan y no llevar objetos de valor a la vista.

Las sospechas es que todo el oro que las jóvenes se llevan acaban en establecimientos de compra y venta, por lo que si hay denuncia, las posibilidades de recuperarlas existen. 

Junto a las personas mayores, el colectivo con poca movilidad es también objetivo de estas bandas, formadas incluso por menores que se desplazan por calles y barrios de la ciudad.

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