Los municipios retirarán el recurso contra las Normas do Hábitat si el Gobierno gallego ‘da una solución extrajudicial’ a sus demandas

La Xunta pactará con la Fegamp retoques en la Ley del Suelo previos a su reforma, que se hará ‘en esta legislatura’

Alberto Núñez Feijóo y Carlos Fernández. (Foto: Ana Varela)
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, y el dirigente de la Federación Galega de Municipios e Provincias (Fegamp), Carlos Fernández, pactaron modificar la Ley de Ordenación Urbanística de Galicia, conocida como Ley del Suelo, con el fin de ‘desbloquear cuestiones importantes’ y dar un ‘primer paso’ para desarrollar, ‘en el transcurso de esta legislatura’, el nuevo marco legal en materia urbanística.
Después de que el pasado 9 de julio el Consello de la Xunta abordara la modificación de la Ley de Ordenación Urbanística de Galicia en 42 de sus 237 artículos, el jefe del Ejecutivo gallego señaló que próximamente se llevará al Parlamento un proyecto de ley de medidas urgentes que permitirá ‘desbloquear las cuestiones más importantes en urbanismo y ordenación del territorio’.

Además, en declaraciones a los medios tras la firma del pacto, Feijóo explicó que el acuerdo potencia la autonomía municipal, con el fin de ‘sustituir el bloqueo por la seguridad en un contexto de cumplimiento de la ley’; garantiza una ‘mayor atención’ al mundo rural, vertebrándolo a través de infraestructuras y de una construcción ‘concentrada y planificada’; y persigue un ‘urbanismo racional, ágil y sostenible’.

Por su parte, el también alcalde del municipio coruñés de Ames consideró el acuerdo alcanzado hoy ‘histórico’, en la medida que ‘marca la pauta a seguir’ por las distintas administraciones en materia de urbanismo en una línea de ‘colaboración, coordinación y consenso’ y confió en que ‘se vea continuado en otros acuerdos futuros’. ‘Se inicia una nueva etapa’, celebró, al tiempo que mostró su disposición de ‘extender’ el ‘diálogo’ a ‘otra serie de planes y normas directamente relacionados con la actividad municipal’.

De hecho, aludió al ‘compromiso’ de la Xunta de ‘disponer, en el transcurso de esta legislatura, de una nueva Ley del Suelo’ que ‘agilice los procesos urbanísticos, garantizando el desarrollo sostenible y la defensa de los valores territoriales y paisajísticos’ y también se refirió a las Directrices de Ordenación del Territorio, al Plan del Litoral, a las Normas del Hábitat y al Registro de Demandantes de Vivienda Protegida.

Respecto de éstas, Carlos Fernández se ofreció a retirar el recurso contencioso administrativo si la Xunta ‘da una solución extrajudicial’ a las demandas del municipalismo -relacionadas con la invasión de competencias-, a la vista de que el Gobierno gallego ya ‘satisfizo’ hoy las vinculadas con el urbanismo, planteadas desde 2007.

ASIGNATURA ‘PENDIENTE’


En presencia de los conselleiros de Presidencia, Alfonso Rueda, y Medio Ambiente, Agustín Hernández, y de distintos cargos del Gobierno gallego y la Fegamp, Feijóo admitió que el crecimiento urbano de Galicia ‘se hizo de forma desordenada y desigual’ y lo atribuyó a ‘la falta de instrumentos de planificación’ y a ‘la escasez de rigor en la ejecución de los pocos planeamientos que existían’.

De igual modo, reconoció que el urbanismo y el planeamiento ‘siguen siendo la asignatura pendiente’, aunque, ‘afortunadamente, cada vez más’, la regulación, la planificación y el cumplimiento de la ley ‘se van abriendo paso’. De todas formas, se mostró partidario de ‘abordar cambios’ en este ámbito y señaló la coincidencia en este punto de ‘todas las fuerzas políticas’.

Así, apostó por construir un modelo ‘que no sea un arma arrojadiza ni una política transitoria’, sino que parta de ‘la búsqueda de la cohesión social y de la integración’. ‘Son asignaturas que suspendimos en otras ocasiones, pero ahora se abre una etapa con posibilidades de aprobar’, proclamó el máximo mandatario gallego.

En este sentido, avanzó su propósito de redactar una nueva Ley del Suelo ‘por acuerdo’ y extendió la necesidad de consenso a las modificaciones de las Directrices de Ordenación del Territorio, del Plan de Ordenación del Litoral y de las Normas del Hábitat. ‘Hoy empezamos a trabajar por un urbanismo ciudadano y más humano’, aplaudió.

ACUERDO ‘POSITIVO’


Para Feijóo, el acuerdo es ‘bueno’ y ‘positivo’ tanto para las administraciones locales y autonómica como para ‘un urbanismo ágil, pero con principios’. Así, ensalzó el consenso logrado con la Fegamp, puesto que, a su juicio, ‘restablece el espíritu de colaboración’ y permite ‘desbloquear algunas situaciones que no obedecían a nada más que a no escuchar las razones argumentadas de los ayuntamientos’ por parte del bipartito.

Del mismo modo, consideró ‘bueno’ que el Gobierno gallego y el municipalismo se pongan de acuerdo para ‘desarrollar un urbanismo racional y transparente’, puesto que este ámbito ‘no es un terreno de juego único, sino compartido’ entre las dos administraciones. De hecho, celebró que ambas trabajen ‘por una causa común: un urbanismo de mayor calidad, con principios, transparente y que cumpla la ley’.

‘Consciente’ de que la Xunta no puede legislar ‘de espaldas’ a los ayuntamientos, Feijóo apostó por ‘ir de la mano’ para lograr una ordenación del territorio ‘de calidad’, que ‘cumpla la ley’ y que ‘no esté simplemente bloqueada de forma casi permanente’. Con este reconocimiento, señaló que ‘hoy se pone la primera piedra’ para ‘acabar con la confrontación’ y comenzar una etapa de ‘colaboración leal y coordinación eficaz’.

‘Tendremos que discrepar en alguna ocasión, cuando sea necesario, o pedir más de lo que nos podrá satisfacer en el ámbito, por ejemplo, de la financiación local’, avanzó Carlos Fernández, para continuar ‘agradeciendo’ los ‘acuerdos positivos’ alcanzados hoy fruto del ‘diálogo’ y de que ‘se escuche la voz del municipalismo gallego’.

CRÍTICAS DEL BNG


Por su parte, el BNG ha criticado el diseño ‘ultraliberal’ de la reforma de la Ley de Ordenación Urbanística y Protección del Medio Rural de Galicia (LOUGA) y ha considerado que supone la ‘subordinación’ de la Federación Gallega de Municipios y Provincias (Fegamp) a los ‘intereses de la Xunta’.

El BNG expresó, en un comunicado, que la reforma pactada no es ‘nada respetuosa con la realidad gallega, ni con el medioambiente, ni con la tipología tradicional de los núcleos rurales’.

El vicepresidente de la Fegamp y alcalde de Allariz (BNG), Francisco Gacía, precisó que la actual Ley que regula la ordenación urbanística fue impulsada por el PPdeG en 2002 y, posteriormente, fue modificada por el mismo partido en 2004.

‘Se da la circunstancia de que en 2004, quien apadrinó la modificación de la LOUGA, fue el entonces conselleiro y hoy presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo’, apuntó García, quien añadió que, a partir de ese momento, ‘se estableció un protocolo’ entre la Fegamp y la Xunta, para desarrollar la LOUGA, cuyos elementos fundamentales ‘están a día sin cumplir’.

Aludió a que ‘están sin efectuar’ las Directrices de Ordenación del Territorio y consideró que, mientras esto no suceda, reformar la LOUGA ‘carece de todo sentido’, pues la aplicación de las Directrices ‘estaba pactada’ por Núñez Feijóo y la Fegamp.

García afirmó que PPdeG y PSdeG promoverán una reforma, ‘sin consenso’, que ‘ignora los aspectos más relevantes’ del documento aprobado por unanimidad por la Fegamp en marzo de 2007, en coordinación con la Dirección General de Urbanismo.

Este escrito contemplaba la implementación de acciones que todavía no se han llevado a la práctica, por lo que ‘es radicalmente falsa la justificación pública recogida en la exposición de motivos, de que esta modificación cumple las propuestas de la Fegamp de marzo de 2007’, subrayó García.

Para el BNG, la reforma de la LOUGA tiene como ejes el ‘detrimento de lo público en beneficio de lo privado’, y criticó que se ‘relajan’ las condiciones para declarar suelo como edificable y permitir que se catalogue como núcleo rural grandes áreas de rústico que, por sus condiciones ambientales y tipológicas, ‘nunca podría ser edificables con la actual Ley’.

El Bloque criticó el que la reforma ‘favorece la dispersión’ y el éxodo ciudad-rural, así como la ‘pérdida de los valores’ tipológicos de los núcleos y la proliferación de ‘pseudo-urbanizaciones esparcidas y sin servicios básicos’, concluye la nota.

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