El perro de Leona Helmsley recibe una herencia millonaria

El pequeño maltés de la polémica magnate de los bienes raíces Leona Helmsley, quien falleció el lunes de la semana pasada, continuará viviendo una vida opulenta, mientras que dos de los cuatro nietos de la mujer, cuya avaricia era proverbial, no recibieron nada de herencia.
Helmsley, quien fue dueña de una cadena de hoteles de lujo, estuvo encarcelada por evasión fiscal y fue apodada "la reina de la maldad" por sus declaraciones consideradas a veces arrogantes e insensibles, le dejó a su querido maltés blanco llamado Trouble (Problema) un fondo de 12 millones de dólares.

Según el texto de su testamento, difundido el martes en una corte, su voluntad fue que cuando Trouble fallezca, sea inhumado junto a ella en su mausoleo. "Instruyo que cuando fallezca mi perro, Trouble, que sus restos sean enterrados al lado de mis restos en el mausoleo Helmsley", escribió la multimillonaria.

La controversial magnate hotelera también le dejó varios millones de dólares a su hermano, Alvin Rosenthal, quien fue nombrado como el encargado de cuidar al perro, así como a dos de sus cuatro nietos - de su hijo fallecido Jay Panzirer-, con la condición de que visiten la tumba de su padre una vez al año. Ella escribió que si no lo hacen, ninguno recibirá un solo centavo de los cinco millones de dólares que le dejó a cada uno.

Helmsley no le dejó nada a los otros dos hijos de Panzirer - Craig y Meegan Panzirer - por "razones que ellos conocen", indicó el testamento. La magnate, que tenía 87 años al morir, también le dejó a su chófer, Nicholas Celea, un total de 100.000 dólares.

Helmsley y su esposo, Harry, controlaban un emporio de bienes raíces valorado en 5.000 millones de dólares y que incluía al Empire State Building. Fue enjuiciada en 1989 por evasión fiscal en un sonado proceso en que ex empleados la describieron como una tirana que atormentaba tanto a obreros como a ejecutivos. En cierto momento uno de los ex empleados testificó que ella una vez declaró: "Gente como nosotros no paga impuestos. Sólo la plebe paga impuestos".

Ella negó haberlo dicho, pero la frase solía surgir siempre que se hacía referencia a ella. De todas maneras, su avaricia era proverbial. En cierta ocasión, le ordenó a un vendedor que reescribiera una factura de un par de aros a fin de ahorrar 4 dólares en impuestos a las ventas.

Cuando el empleado quiso hacerle una broma diciéndole que esa suma era insignificante para una mujer de sus recursos, Leona Helmsley le respondió: "Esa es la manera en que los ricos se hacen más ricos".

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