LA REVISTA

Anorexia y bulimia (IV): el papel del preparador físico

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Recuerden, aunque el paciente tipo suele ser una mujer, de entre 17 y 20 años, cada año se registran más casos en hombres y en personas de mayor edad.Ya no es un problema exclusivo de la adolescencia. 

En las tres semanas anteriores abordamos dos trastornos psicogénicos que hoy son todo un problema en las sociedades avanzadas: la Anorexia y la Bulimia Nerviosas. 
enumeramos, también, una serie de características y comportamientos habituales en cada uno de estos trastornos, gracias a los recursos aportados por la Federaciones que representan a este grupo de personas y a nuestra propia experiencia profesional. 


Actuar es nuestro deber


 ¿Qué debe hacer un profesional del ejercicio físico si detecta, sin lugar a duda, un caso de Anorexia o Bulimia en el lugar de trabajo? El deber moral y la filosofía de cualquier centro deportivo debería obligarnos a actuar, en beneficio del cliente. Lo peor sería permanecer impasible ante un problema latente.

Si la persona es menor de edad, es necesario hablar con sus padres o tutores. Y rezar para que ellos comprendan la gravedad del momento o -de todo hay en esta vida- no sean peores que sus hijos. Existen abundantes casos donde los niños son las primeras víctimas de las filias y fobias de los progenitores.

Si la persona ya es mayor de edad, se puede recurrir a los padres como refuerzo, pero el escenario más probable será una conversación en privado, donde expondremos nuestra opinión y recomendación al cliente. Sí, es posible que nos quedemos sin un cliente ofendido, pero con la conciencia tranquila. Lo cual no tiene precio en los tiempos que vivimos.


Colaboración entre profesionales


Si existe el acuerdo en la existencia del trastorno y la necesidad de tratamiento, poco más podemos hacer que ponernos a disposición del especialista apropiado para colaborar en la recuperación del paciente.

¿Puede practicar ejercicio físico un anoréxico o bulímico en tratamiento? Por supuesto, individualizado y supervisado por el profesional competente, en permanente contacto con el equipo médico. El ejercicio, bien utilizado, es una de las más potentes medicinas. La cuestión es quién y cómo se utiliza.

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