Arturo Soria y el Camino de Santiago como herramienta contra el sedentarismo y el estrés

Arturo Soria es Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, especialista en transportes. Descubrió en sus investigaciones que el gran boom del Camino de Santiago, incluso mayor que en la actualidad cuando se cuentan por cientos de miles el número de peregrinos, fue en la Edad Media, cuando competía sin complejos con Roma, el gran foco de la Cristiandad. La nueva edad de oro que viven hoy día no el camino sino todos los caminos a Compostela, se justifica según Soria en el nuevo interés del hombre moderno por caminar para romper con la condición de “bípedo sedente” en un ejercicio tanto físico como espiritual. ¿DÓNDE NACIÓ SU INTERÉS POR EL CAMINO DE SANTIAGO? Antes que el camino a Compostela suscitó mi interés Santiago, a raíz de una famosa polémica que mantuvieron Américo Castro y Claudio Sánchez Albornoz sobre el pasado de España, que seguía mi madre con atención cuando vivíamos en Santiago de Chile. Y uno de los capítulos de esa polémica era sobre el papel de Santiago porque a ambos les llamó la atención la cantidad de localidades americanas que llevaban el nombre de Santiago, que se cuentan por centenas. ¿ES USTED INGENIERO DE CAMINOS POR VOCACIÓN? La verdad es que estuve dudando mucho porque lo que más me atraía era la Filosofía y después las Matemáticas y la Física. Lo cierto es que estuve dudando entre cinco carreras, con lo que no era una vocación muy definida. Al final fue mi padre quien me convenció al señalarme que estudiase aquello en lo que para aprenderlo necesitase ayuda. Él me decía que en materia de letras no lo necesitaba. Y fue una muy buena recomendación. Soy de la promoción de 1971 y siempre me interesé por el mundo del transporte. TIENE VARIAS PUBLICACIONES SOBRE EL CAMINO A COMPOSTELA, ¿QUÉ LE LLEVÓ A INVESTIGAR SOBRE ELLO? Fue por un amigo arquitecto, José Ramón Menéndez de Luarca. Un funcionario de Bellas Artes le había propuesto que plantease un criterio para destinar un presupuesto que había para restauración, buscando algún objetivo más allá de la propia actuación en cada uno de esos monumentos. El funcionario le planteó restaurar monumentos a lo largo de un camino y más concretamente, por la Via da Plata. Cuando me lo comentó yo le dice que mejor que la Ruta de la Plata era el Camino de Santiago, que tenía más historia y más monumentos. Total, que convencí a mi amigo y éste al funcionario de Bellas Artes y ya se empezó a trabajar con la dirección general de Arquitectura y el Ministerio de Obras Públicas puso en marcha una serie de estudios que fue por donde empezamos. EN SUS TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN PONE EL FOCO EN LA GRAN IMPORTANCIA QUE TUVO EL CAMINO DURANTE LA EDAD MEDIA, CUANDO TENÍA TODAVÍA MUCHO MÁS PESO QUE EN LA ACTUALIDAD. Es que en ese momento competía en importancia con Roma o Jerusalén. Había peregrinos que llegaban a Compostela procedentes de Armenia o, como Santa Brígida, desde Suecia. Prácticamente de todas partes de Europa. Y venían andando o a caballo. La verdad es que no había otro medio de transporte. Y ese era un detalle importante, porque llegaban a Santiago andando desde donde vinieran, pero regresaban a su casa andando y pasaban meses en ese empeño. El Camino tenía esa bidireccionalidad. Hoy los peregrinos llegan a Santiago andando, o en bicicleta y regresan a su casa en tren o en avión a cualquier parte del mundo. Aunque ya empieza a haber de nuevo, gente que quiere regresar a pie. EN ALGUNA DE SUS PUBLICACIONES LLEGA A CIFRAR EN MEDIO MILLÓN DE PEREGRINOS EN UN AÑO EN LA EDAD MEDIA. ES MUCHO MÁS DE LOS QUE LLEGAN A SANTIAGO POR CUALQUIERA DE LOS CAMINOS. Obviamente no existen estadísticas, datos que nos cifren exactamente cuántos peregrinos hacían cada año el camino en la Edad Media. Pero si tenemos en cuenta la dimensión de ciertos hospitales de peregrinos, con capacidad para centenares de personas cada día, si empiezas a hacer números te salen cifras de esa entidad. Pero hablo siempre de estimaciones. Y EN EL SIGLO XIX SE PRODUCE LA CRISIS, SE DEJA DE PEREGRINAR. ¿POR QUÉ? A lo largo del siglo XIX hay una serie de sucesos que impactan en el camino. La guerra de la Independencia, primero, las guerras carlistas después, el cambio ideológico. No había un clima propicio. ¿AFECTA EL HECHO DE QUE EN EL SIGLO XIX LLEGA TAMBIÉN EL TREN Y YA NO SE HACE NECESARIO VIAJAR A PIE? En las peregrinaciones a Compostela no afectó tanto la llegada del tren porque siempre hubo un componente de sacrificio, del reto que suponía hacerlo a pie, ese esfuerzo que tiene casi carácter de voto. Lo que sí afecta es que a lo largo de ese siglo empiezan a perderse el interés por las reliquias en el seno de la religión católica, y ya en la población en general, el propio interés por la religión. Santiago pierde peso y es superada por peregrinaciones como las que llevan a Lourdes a millones de personas cada año. SUS TRABAJOS SOBRE EL CAMINO FUERON COMO UN PRÓLOGO QUE ANUNCIÓ EL REGRESO DE LOS PEREGRINOS A COMPOSTELA ¿A QUÉ LE ATRIBUYE ESTE NUEVO INTERÉS POR CAMINAR? Yo tengo la teoría de que en esta sociedad contemporánea hemos pasado del homo erectus al bípedo sedente y el interés por caminar responde a una necesidad actual. La del bípedo sedente, estresado y miope. Porque el ojo está hecho naturalmente para ver de lejos y hoy la mayoría se enfrenta a una vida en la que pasa horas delante de una pantalla en una habitación en la que tiene una pared como imagen de fondo. Nunca nos hemos movido tanto, viajando en coche, tren avión… pero sentados. Así que, sentados, trabajando con una pared delante, sin horizontes y con un ritmo de vida cada vez más acelerados, todos esos factores hacen que la gente inconscientemente sienta la necesidad de salir al aire y caminar. ¿SE HA CONVERTIDO EN UNA PRÁCTICA TERAPÉUTICA? Sí. Eso explica que haya tantos reincidientes. Si haces el camino una vez te sorprenderá el paisaje, la experiencia vital. Pero cuando te encuentras personas que repiten hasta nueve veces, te das cuenta de que lo que hay es una necesidad de horizontes amplios, de naturaleza y de tiempo para digerir problemas. Yo siempre digo que si tienes un problema pequeño baja a la calle y da una vuelta a la manzana y si es grande haz una peregrinación. Porque hay problemas que requieren semanas de digestión. No cabe duda de que hay una necesidad espiritual de paz, de encontrarse a sí mismo, sin duda también hay quienes hacen el camino por razones religiosas, pero creo que ahora ya no es mayoría. Las razones que llevan a cada uno al camino son muy diversas.