TRADICIONES

Blanco y cobalto: los colores de Galicia hechos porcelana

_foto_pagina_2_reportaje_result
photo_camera La porcelana gallega.

Doscientos años de azarosa historia han transcurrido desde que la Real Fábrica de Sargadelos inició la producción de loza.

Con una biografía más  propia de una tragedia, Antonio Raimundo Ibáñez llegó a la Mariña Lucense para convertirse en el gran precursor de la industria gallega. En Cervo instaló la primera siderurgia de Galicia, aprovechando los yacimientos de mineral de hierro que existían en la zona.  Promotor de la idea de la industria autosuficiente, capaz de suministrarse de los recursos del entorno, Ibáñez y más tarde su hijo, José, explotarán los yacimientos cercanos de caolín para la fabricación de loza.

Sargadelos deja de ser simplemente un topónimo para convertirse en una de las referencias de la porcelana más refinada de Europa. La calidad extraordinaria del caolín empleado por Sargadelos llamará la atención de una de las grandes firmas mundiales de porcelana, Rosenthal, que tras la segunda guerra mundial se había quedado sin su proveedor de esta materia prima y comienza a suministrarse del mismo que la empresa gallega.

A lo largo del siglo XIX Sargadelos vive una expansión industrial y comercial y sus piezas son cada vez más apreciadas. Sin embargo, la gestión económica atraviesa dificultades que se agravan con los pleitos familiares y acaban con el cierre de la fábrica en 1875. 
Vajillas y piezas de aquellas primeras etapas se convierten en objeto de colección durante las décadas siguientes.

El regreso

Su recuperación se produce de la mano de uno de los grandes artistas e intelectuales gallegos del siglo XX, Isaac Díaz Pardo, quien comienza con Cerámicas do Castro en Sada (A Coruña) en el final de la década de 1940  y, a partir de 1968, recupera la marca y la actividad fabril en Sargadelos, convirtiéndola en uno de los iconos de la cultura gallega e implicando en su desarrollo a artistas como Rafael Dieste o Luís Seoane.

Diseños avanzados, muy vanguardistas pero a la vez recuperando la iconografía más clásica de Galicia conforman el mundo conceptual de una marca que en las últimas décadas se ha convertido en la identidad de Galicia llevada a las artes decorativas. Desde las vajillas tradicionales a las piezas que representan diferentes aspectos de la cultura más ancestral, Sargadelos ha ido impregnando a la sociedad gallega con su visión elegante y sobria de la estética.

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