En estos últimos días he tenido que ir a A Gudiña varias veces y me encontré con aquella imagen que tenía hace décadas cuando esta villa casi en la frontera de Galicia se convertía en el punto de parada de miles de viajeros (turistas, viajantes, camioneros…) que hacían aquí su descanso para comer. Eso explica el generoso censo de establecimientos para comer, cenar y dormir. A pesar de la autovía y los trenes de alta velocidad, A Gudiña no perdió su clientela. Yo diría que ha vuelto a recuperar aquel esplendor pasado. Solo eso explica que a golpe de lunes uno tenga que esperar casi media hora para lograr una mesa para comer. Pero todo tiene su explicación. El menú de la casa de la Pensión Restaurante Óscar (19 euros) es uno de los mejores que se pueden encontrar en la Terra das Frieiras. Hubo quien me dijo que se desplazaba desde Sanabria solo para comer. Siete primeros y otros tantos segundos y varios postres caseros para elegir.
Con un sol de justicia agradecí un generoso y delicioso salmorejo de primero. Alimenta, refresca y no llena. Y así pude disfrutar del cabrito, que es una de las especialidades de la casa. Buena ración, bien hecho y acompañado con patatas fritas de sartén, nada de freidora. Trabajo de cocina bien hecho, y el servicio muy amable, toreando con diligencia un comedor lleno hasta la bandera. Y no es para menos. ¿En qué otro lugar hay cabrito en el menú?
