MAGOSTO

Cuando las castañas se convierten en las reinas de la fiesta

Ourense. 11-11-14. Local. Magosto na praza maior de Ourense.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Magosto en la plaza Mayor.

Magosto rima con agosto, pero es noviembre el mes por excelencia de estas fiestas, a caballo entre la gastronomía más popular y la tradición festiva del otoño.

Todos los santos,Difuntos, San Martiño, San Andrés... son algunas de las fechas señaladas para los magostos populares. San Martiño suele ser el momento culminente de estas celebraciones y ello se explica porque, tradicionalmente, viene acompañado por un período de estabilidad, en lo que al tiempo atmosférico se refiere, que propicia las fiestas al aire libre.

Y es que el magosto que se precie debe hacerse a horas nocturnas y al aire libre. El fuego que sirve para asar las castañas ayuda a mantener un entorno cálido para los participantes. El vino nuevo solía ser el compañero imprescindible de las castañas asadas. Hoy las fermentaciones se realizan de manera mucho más pausada y los vinos no salen de las bodegas hasta pasados varios meses. En algunas zonas, por el contrario, el magosto servía para liquidar lo que quedaba de la cosecha anterior y así dejar espacio para la recién vendimiada.

Aunque las castañas son las protagonistas de esta fiesta, no la monopolizan. Empanada, chorizos fritos o asados al mismo calor que las castañas y los dulces. Si la fiesta se hace en Difuntos, ya se aprovechan los dulces de los primeros días de noviembre: huesos de santo y buñuelos.

Ourense. 11-11-14. Local. Magosto na praza maior de Ourense.Foto: Xesús FariñasLa bica es inseparable compañera de las castañas. Y es normal, puesto que su patria es la misma: la montaña ourensana. Desde Valdeorras hasta la Ribeira Sacra, pasando por los valles de Castrelo de Val y Laza, las tierras de Trives y Manzaneda, los castaños llevan siglos creciendo con paciencia y soportando con la misma paciencia las podas que los rejuvenecen para que sigan siendo productivos.

Al vino nuevo hay que sumarle los licores del bagazo, que también por estas fechas acaban de salir del alambique. La queimada, además de rebajarle el grado alcohólico al aguardiente, le da esa calidez que se agradece en las noches frías de noviembre.
La fiesta comienza, por lo general, antes de la puesta del Sol. Hay que recoger la leña con la que encender el fuego y picar las castañas para que no exploten. Y se prolongan hasta bien avanzada la madrugada. 

Noches de estrellas fugaces

Si se aguanta el frío y las nubes no aparecen, el cielo nocturno del mes de noviembre nos revelará gratas sorpresas en forma de estrellas fugaces. En las primeras noches del mes, las Oriónidas, formadas por el polvo del cometa Halley. Le siguen las Táuridas Sur y Norte.

De lenta evolución por el cielo, sobre todo alrededor de la media noche, algunas dejan de ser estrellas fugaces y se convierten en bólidos, pequeñas bolas de fuego de más intenso brillo que incluso silban al recorrer la noche.Las más populares son las Leónidas, provocadas por el cometa Tempel-Tuttle, con una tasa de entre 10 y 20 meteoros por hora desde la medianoche al amanecer al comienzo de la segunda quincena del mes. 

Te puede interesar