Eduardo Soutullo, con la música como arma: "En España resulta casi imposible estrenar una ópera"

Eduardo Soutullo.
photo_camera Eduardo Soutullo.
El vigués Eduardo Soutullo convirtió su música en un caballo de Troya al estrenar en San Petersburgo en 2022 una cantata antibelicista con letra de una poetisa ucraniana

Compositor con una extensa producción de obra escrita y estrenada, Eduardo Soutullo (Vigo, 1968) acaba de ganar el Premio Nacional de Música del Ministerio de Cultura en su categoría de composición por el reconocimiento internacional de su música, especialmente en lo que a sus composiciones orquestales se refiere y de manera especial a una obra estrenada en 2022 en San Petersburgo, la cantata “El lamento de los girasoles”, en plena invasión de Ucrania.

¿QUÉ LE LLEVO POR EL MUNDO DE LA MÚSICA?

Muchas cosas de nuestra vida las decide la suerte y yo tuve la suerte de ir a un instituto, en mis tiempos Universidad Laboral,  en el que tenía de profesora de música a Carmen Bachmaier quien además de dar la clase de historia de la música en primero de BUP, al acabar el horario lectivo nos daba clases gratis de solfeo, piano y dirección de coro y nos animaba, y nos preparaba para ello, a que nos presentásemos por libre a los exámenes de piano y solfeo en el conservatorio de música. La mayor parte de los cursos los hice examinándome por libre y cuando ya tenía un título superior me fui a Madrid primero y a París después para recibir clases de composición con aquellos profesores que me interesaba aprender.

ASÍ QUE USTED YA TUVO LA DETERMINACIÓN DE DEDICARSE A LA MÚSICA DESDE EL PRINCIPIO Y NO SE PLANTEÓ ESTUDIAR OTRA CARRERA.

Hoy día si un adolescente les dice a sus padres que quiere estudiar en la escuela superior de arte dramático para dedicarse al teatro o en el conservatorio para vivir de la música entra dentro de lo normal. Pero hace cuarenta años, no. Así que yo me matriculé en Empresariales e hice los dos primeros cursos. Pero llegó un momento en el que me di cuenta de que la contabilidad y la composición sinfónica no eran muy compatibles.

¿Y SU INCURSIÓN EN EL AUDIOVISUAL? TAMBIÉN ESTUDIÓ IMAGEN Y SONIDO, TENGO ENTENDIDO.

Hace treinta años, en 1993 me fui a Coruña y empecé a trabajar como profesor de solfeo por las tardes y por las mañanas estaba matriculado como alumno en la Escola de Imaxe e Son de Someso, donde hice la especialidad de realización-producción.

¿ESO DIO PIE A SU OTRA FACETA COMO REALIZADOR? EN LA QUE TAMBIÉN HA LOGRADO NUMEROSOS PREMIOS. LOS MÁS RECIENTES, CON “CANCIONES PARA LOS NIÑOS MUERTOS EN AUSCHWITZ”

He realizado lo que he podido, y casi siempre haciendo todo: guion, producción, realización y montaje, generalmente se trataba de documentales relacionados con el ámbito musical. En concreto, el que mencionas, gira en torno a cuatro temas, “Canciones de los niños muertos” que había compuesto Malher en 1904, que suenan como banda sonora en torno a cuatro historias que tienen como escenario el campo de concentración de Auschwitz en torno a la figura de Gisella Perl, la ginecóloga prisionera que ayudo a abortar a cientos de reclusas para impedir que el médico nazi Joseph Mengele las utilizase en sus experimentos. 

Y VOLVIENDO AL PLANO MUSICAL, ¿EN QUÉ MOMENTO DECIDIÓ DEDICARSE A LA COMPOSICIÓN?

Desde que empecé a tocar el piano tenía claro que tocar las obras de otros compositores, de los grandes clásicos, estaba muy bien, pero a mí no me llegaba. Hoy parece que se ha dividido la dedicación musical de manera excluyente: o composición o dirección orquestal o interpretación, cuando históricamente las tres cosas iban unidas. Y por poner un ejemplo no tan lejano, Leonard Bernstein se negó a ser exclusivamente director de orquesta y toda su vida ejerció también como compositor y como pianista, tocando sus obras y las de otros compositores.

¿ES MÁS DIFÍCIL LA VIDA PARA UN COMPOSITOR QUE PARA OTRO CREADOR ARTÍSTICO?

Es difícil, porque estrenar una obra musical requiere de más recursos económicos y humanos que una novela, pero lo mismo sucede con un guionista para que vea su guion convertido en película. Es cuestión no tanto de talento como de oportunidad. Yo estrené mi primera obra sinfónica en Francia. Y no es solo mi caso. Hay muchos compositores gallegos que han tenido que estrenar fuera. Hemos tenido que recurrir a la emigración, ese “deporte” al que ha estado obligada tanta gente. ¿Es difícil estrenar una obra para cinco instrumentos? Te juntas con cuatro amigos y ya está. Para una orquesta sinfónica, que requieren 50 a 70 personas. Eso ya es más difícil, pero no es lo más difícil. El techo está en la música escénica, que son, por ejemplo, el ballet y la ópera. Ahí es donde empiezan las dificultades que son insalvables en la mayoría de los casos. Podríamos hacer un repaso de las óperas que se han compuesto en Galicia y en España que no se han estrenado y no se estrenarán nunca y sería una lista enorme.

USTED TIENE UNA EN EL CAJÓN DESDE HACE SEIS AÑOS.

“Romance de lobos”, basada en la obra de teatro de Valle Inclán. Una obra sobre un autor gallego, de una de sus comedias bárbaras y no hay manera de que se estrene. Esto resultaría impensable en Finlandia donde existe preocupación e interés para que los compositores nacionales estrenen sus obras. Y yo hice todo lo que tenía que hacer. Acabé la ópera. Grabé algunas secciones con cantantes y con orquestas. La he enviado a todas las orquestas sinfónicas profesionales que hay en España, que son treinta, a todos los teatros de ópera y zarzuela de España y, de momento, nada.

 ¿QUÉ SUPONE GANAR EL PREMIO NACIONAL DE MÚSICA?

Es motivo de satisfacción, ese reconocimiento en tu propio país. De momento solo ha pasado un mes. Es pronto para saber si va a tener repercusión. He recibido felicitaciones de personalidades del mundo de la gestión cultural española. Ahora hay que esperar a ver si eso se concreta en algo. 

EN EL PREMIO HA TENIDO MUCHO QUE VER “EL LAMENTO DE LOS GIRASOLES” UN ALEGATO ANTIBELICISTA, ¿CÓMO CONSIGUIÓ QUE FUESE ESTRENADO? 

Poco tiempo después de que comenzase la invasión rusa en Ucrania es convocado un concurso de composición en San Petersburgo, en el que las obras finalistas son estrenadas en la gran sala de la Filarmónica. En mi caso es una cantata, “El lamento de los girasoles” sobre tres poemas de la poetisa ucraniana Lesya Ukraínka, que fue una activa defensora del movimiento nacional ucraniano cuando su país era una provincia del imperio ruso. Para pasar el filtro y evitar que ese hecho supusiese su descalificación, en ningún momento se cita el nombre de la autora de los poemas y se incluyen traducidos al inglés, aunque para los ucranianos era sobradamente reconocibles porque sería como elegir en Galicia el Negra sombra de Rosalía. En Ucrania todo el mundo entendió. Si alguien en el jurado lo supo, desde luego lo dejó colar. Todos sus miembros eran rusos. Y claro, no solo está la cuestión del premio y su estreno en la sala de la Filarmónica. Está también el hecho de que fue transmitido en streaming.

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