Desde hace décadas existen máquinas, e incluso juguetes, que eran capaces de jugar al ajedrez, desarrollar personajes de ficción o intuir estrategias de trabajo
Gracias a los avances en procesadores y en consumo de energía la informática actual es capaz de solucionar complicados teoremas matemáticos en segundos, desarrollar planificaciones arquitectónicas en minutos y almacenar millones de libros y datos en apenas unos centímetros cuadrados de espacio.
No es ninguna novedad que uno de los grandes desafíos de la tecnología, y más con los componentes actuales, es llegar a disponer de máquinas pensantes que desarrollen sus propias pautas fuera de una programación lineal.
Desde hace décadas existen máquinas, e incluso juguetes, que eran capaces de jugar al ajedrez, desarrollar personajes de ficción o intuir estrategias de trabajo. pero todo ello estaba basado en datos previamente guardados en esas máquinas, no en decisiones propias del sistema. La reciente victoria de una máquina de Google sobre el campeón mundial del juego de mesa "go", conocido como el "ajedrez oriental", ha marcado un antes y un después en la inteligencia artificial, tema del momento en Silicon Valley.
Una máquina, por primera vez, demostró tener intuición y decisión, más allá de saber jugar. La victoria de AlphaGo, recuerdan los profesores del MIT, representa una nueva visión de cómo trabajar con las máquinas: en lugar de programar estrategias inteligentes en un ordenador se opta por diseñar sistemas capaces de aprender estrategias ganadoras de forma prácticamente autónoma, al analizar ejemplos de éxito y fracaso.
Google, Facebook y Microsoft son algunos de los gigantes de la tecnología que han identificado la inteligencia artificial como un área prioritaria en los años venideros y están inyectando miles de millones de dólares para situarse a la vanguardia en ese campo. La interacción cada vez mayor entre seres humanos, asistentes digitales y usuarios robóticos empieza a acelerarse. Facebook, en su planificación para los próximos diez años, ya cuenta con el desarrollo de "bots" (personajes virtuales con un determinado grado de independencia) para su red virtual, además de un nuevo sistema automático de texto impulsado por inteligencia artificial que describe las fotografías en la red social a personas ciegas. Google, que adquirió en 2014 la firma de inteligencia artificial DeepMind, apuesta también en esa dirección y adelanta que enseñar a las empresas cómo usar la inteligencia artificial será "un gran negocio" en el futuro próximo.
Las repercusiones en el avance de este tipo de soluciones de inteligencia artificial en el aspecto laboral, social y personal son enormes, así como los dilemas morales que hasta ahora eran tan sólo una panacea limitada a los libros y películas de ciencia ficción.
