De la Tierra

El hambre no produce cáncer pero mata más

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photo_camera Embutidos curados.

Una lectura más detallada del informe de la OMS sobre la relación entre el consumo de carne y el cáncer desmiente la mayor parte de los titulares que en los últimos días hemos visto en los medios informativos. No es lo mismo comer churrasco que fumar.9+

El estudio  realizado bajo el amparo de la Organización Mundial de la Salud hace un recorrido por un numeroso catálogo de trabajos de investigación llevados a cabo en los últimos veinte años. Algunas de las conclusiones ya eran conocidas porque habían sido difundidas hace más de una década, como, por ejemplo, el efecto negativo que el consumo de ahumados tiene en la salud por la incorporación de elementos químicos cancerígenos derivados del humo y de la llama de la combustión a la que están expuestos.

Pero en ningún momento se produce una demonización de la carne roja. Según el estudio de la OMS, no existen pruebas claras de una relación directa entre su consumo y el cáncer, de momento, aunque sí en el caso de las carnes procesadas, curadas y ahumadas. Para este grupo, en el que se encuentran los embutidos, cecinas, jamones, etcétera, establece una relación directa entre casos de cáncer colorrectal y de próstata con el consumo continuado de este tipo de alimentos procesados.

La inclusión en el mismo grupo que el tabaco y el amianto no significa que tengan el mismo impacto en la salud pública. La propia OMS, en su estudio, revela que se pueden constatar evidencias de una relación directa entre la muerte por cáncer y la carne procesada en 34.000 casos en todo el mundo al año, según uno de los trabajos que integran el estudio, pero es una nimiedad, en comparación con el millon de muertes anuales que provoca el tabaco, las seiscientas mil muertes anuales por consumo de alcohol y las 200.000 muertes por la contaminación ambiental.

La vuelta a la pirámide
 
Aunque se ha llevado a un extremo excesivamente alarmista, el estudio de la OMS lo que recomienda no es la supresión ni del consumo de carne roja, que es la que se obtiene de los mamíferos, ni de la carne procesada, sino el regreso a una dieta basada en el principio de la pirámide en la que la base, el grueso de la alimentación cotidiana, esté integrado por frutas y verduras, cereales en el centro, pescado y en el vértice, y en mucho menor dosis que la que se toma actualmente, la carne roja.


Y ahora viene la pregunta: ¿Qué pasará cuando la OMS descubra que los pesticidas convierten los vegetales en cancerígenos y que el mercurio y el plutonio están llegando a nuestro cuerpo desde el pescado?

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