Hipertensión y ejercicio físico

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La mitad de las personas entre 60-69 años y el 75% de las personas mayores de 70 años presentan hipertensión arterial. Es la principal causa de muerte y supone un serio problema de salud pública.  Denominada como el “asesino silencioso”, ya que suele aparecer con muy pocos síntomas, aunque puede ser el desencadenante de otros problemas que sí manifiestan síntomas. La OMS considera que un sujeto padece hipertensión cuando presenta unos valores iguales o superiores a 140/90 mmHg. Junto con la genética, problemas de diabetes o enfermedad renal, la inactividad física es uno de los principales factores de riesgo. En base a esto, existen evidencias de que tanto la práctica de ejercicio aeróbico como el entrenamiento de fuerza están asociados a una reducción de la presión arterial en niños, adolescentes y adultos.

PRESCRIPCIÓN DE EJERCICIO FÍSICO

El ejercicio recomendado para la prevención y como método complementario de tratamiento de la HTA es el trabajo aeróbico, implicando a grandes grupos musculares, de forma prolongada (caminar, correr, bicicleta o nadar) a un intensidad moderada (entre 50 y 70% de la FC máxima), en tanto que el ejercicio de fuerza, dinámico o isométrico, debe recomendarse como actividad complementaria al trabajo aeróbico. Ejercicios de las extremidades superiores implican una tensión arterial más elevada debido a una menor masa muscular y a un menos calibre de los vasos sanguíneos que ofrecen mayor resistencia al flujo sanguíneo. Para observar efectos beneficiosos sobre la tensión, debemos esperar entre 6 y 12 semanas, donde observaremos que la tensión no se incrementa tanto ante la misma intensidad cuando realizamos ejercicio físico.

CONTRAINDICACIONES

Tanto a la hora de realizar entrenamiento aeróbico como entrenamiento de fuerza, se desaconseja emplear intensidades muy altas y/o velocidades de ejecución elevadas que impliquen cambios muy bruscos. Además, debemos tener cuidad con los cambios de posición, ya que pueden dar lugar  a  lo que se conoce como “hipotensión ortostática”1. Esto no quiere decir que no se puedan realizar entrenamientos de alta intensidad, pero sí debemos tener en cuenta que su incorporación requiere de un proceso de adaptación llevado a cabo de forma progresiva. Debemos prestar especial atención a los ejercicios isométricos, ya que parece que podría contribuir a la hipertrofia concéntrica del corazón. Ejercicios de fuerza que impliquen cargas cercanas a la máxima (como puede ser el caso de disciplinas deportivas como el powerlifting o la halterofilia) estarían desaconsejados.

Ten en cuenta que...

Con la práctica del ejericico físico, la presión arterial diastólica debería descender (de cara a disminuir la resistencia al flujo de sangre en el interior de los vasos). Si no lo hace o inluso sube, puede ser un indicio relacionado con problemas de hipertensión. Es interesante valorar la tensión arterial de las personas físicamente activas y deportistas de forma periódica, tanto en reposo como en esfuerzo, para poder evaluar el comportamiento de la misma y detectar posibles complicaciones tanto a nivel de rendimiento como de salud. Importante el control de la respiración para evitar cambios bruscos en la tensión arterial.

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