Una historia anudada al cuello

LOS ORÍGENES La emergencia climática y el ahorro energético han puesto en el punto de mira a una prenda que nació como muestra de clase social y ha mantenido su hegemonía en los protocolos de vestimenta masculina incluso hasta hoy. La corbata, esa que ahora se recomienda no utilizar para no sentir la tentación de bajar el aire acondicionado, tiene sus orígenes -tal y como la conocemos- en los comienzos del siglo XX. Sin embargo, se trata de la evolución de una prenda que ya marcaba la distinción en el Imperio Romano. En aquel momento, los encajes del pañuelo que se ataba al cuello marcaban la clase social de quien los vestía, mientras que en la Edad Media se convirtieron en una banda de lino y seda de la que surgieron lazos exagerados. Pero no fue hasta la segunda mitad del siglo XVII cuando los mercenarios croatas llegaron a Francia con un pedazo de tela blanca al cuello anudado formando una flor dejando colgar las puntas sobre el pecho. La prenda en cuestión atrajo la atención de los franceses, que adaptaron el gentilicio para llamarle al accesorio “cravate” y extenderla por todo el mundo. Continuando en el país galo, la Revolución Francesa acabó de convertirla en un símbolo de estatus y, por primera vez, se le otorgó una connotación política, de modo que los colores marcaban el bando de la revuelta en el que se encontraba cada uno. Llegamos así a los inicios del siglo XX y hasta la forma actual de la corbata. Universidades y colegios mayores adaptaron la prenda para sus uniformes alcanzando la popularidad total y convirtiendo la corbata en el símbolo de las vestimentas más formales. Es por eso que no tardó en asociarse a las profesiones de oficina, a la vestimenta de los políticos y altos cargos y al adorno -uno de los pocos que dejaban lugar a la creatividad- en los atuendos de gala masculinos. Pero el encorsetado buen vestir se fue relajando con el paso de los años. Si a comienzos del siglo XXI no había banquero sin su corbata, la informalidad se fue abriendo paso y hoy es habitual ver a los hombres con vestimenta formal sin nada al cuello. Para aquellos que apuestan por vestirla, hoy existe un catálogo infinito de formas y colores que permiten jugar con la moda incluso en los looks más comedidos. TAMBIÉN FEMENINA Se lleva la moda cómoda y los hombres también han levantado la mano pidiendo que sus gargantas respiren con total comfort. Así, aunque el estilo “gentleman” irá siempre asociado a la corbata, hoy ya no es imprescindible. Tampoco en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, los diseñadores la han ido adaptando poco a poco también a la moda femenina y en aquellas temporadas en las que se impone el estilo “college” -algo que sucede de forma cíclica, como todo en el mundo de las tendencias-, es habitual ver a las prescriptoras luciendo sus corbatas con un toque femenino. LOS NUDOS Pero el protocolo que rodea el mundo de la corbata es amplio y tiene sus propios códigos. Destaca sobre todos ellos el del nudo. Atarse la corbata es un arte en el que no todos pueden llamarse eruditos. De hecho, para ellos se inventaron las corbatas ya anudadas con goma o broches. Son varios los tipos de nudo que existen, aunque son el francés y el inglés los más conocidos y habituales. La diferencia, la vuelta adicional a la tela que da el nudo procedente de tierras galas, generando un resultado más voluminoso que entre los entendidos en la materia se considera de mayor elegancia. Trinidad, Pratt o Ediety son otras versiones de cómo atarse una corbata al cuello, pero sobre todos destaca el nudo Windsor, cuyo resultado se considera el adalid de la simetría al producir el triángulo más perfecto de cuantos puede presentar una corbata. Como su nombre indica, fue el Duque de Windsor, Eduardo VIII, el que popularizó un nudo cuyo origen se atribuye a su padre, el rey Jorge V. Para conseguir un nudo ancho, mandaba fabricar sus corbatas con telas gruesas y, aunque es imposible determinar al inventor de este nudo, lo cierto es que para elaborarlo la corbata ha de tener 40 centímetros más de longitud de lo habitual.