CON BUENA LETRA

Homenajes y protagonistas

Hasta donde yo sé, todos los personajes son, de una forma u otra, alter egos de sus creadores: a veces tan fatuos como Lucas Corso y a veces tan brillantes como Guillermo y Adso

Si la semana pasada les hablaba de una novela negra que resultaba intragable por culpa de un pésimo protagonista, hoy, en homenaje al señor Umberto Eco, les hablo de otra que adquiere parte de su grandeza, precisamente, por sus dos protagonistas:“El nombre de la rosa”.

No les cuento nada nuevo al decirles que es una novela negra e histórica excelente y que tiene una fabulosa adaptación al cine hecha por Jean-Jaques Annaud… Así que en vez de dar datos que pueden leer en wikipedia, prefiero fijarme en esos protagonistas.

Lo primero que querría establecer es que, hasta donde yo sé, todos los personajes son, de una forma u otra, alter egos de sus creadores; a veces tan fatuos como en el caso del Lucas Corso de Pérez Reverte en “El Club Dumas” y a veces tan brillantes como el dúo de “El nombre de la rosa”: Guillermo de Baskerville y Adso de Melk. 

Cuando los protagonistas de una novela son dos y están bien construidos funcionan, en ocasiones, como un todo que refleja la dualidad humana: Guillermo y Adso: la madurez y la juventud, la paciencia y el ímpetu. Bastián y Atreyu, de “La Historia Interminable”: el pensamiento y la acción, el miedo y el arrojo; o incluso Holly Golightly y su anónimo amigo Fred en “Desayuno en Tiffany´s”: la frivolidad y la seriedad, la verborrea alocada y la observación reflexiva. Todas características que, probablemente, se agolpaban buscando orden en las personalidades de sus respectivos creadores.

Así que si la semana pasada les decía que no quería ni imaginarme lo pesado que podría ser Pérez Reverte en la vida real, hoy les cuento que mataría por conocer a Eco, Ende y Capote. Pero llego tarde. Snif.
 

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