Cuando bajé las escaleras de la Tapería Sixtina tuve un “deja vu”.
Cuando bajé las escaleras de la Tapería Sixtina tuve un “deja vu”. Luego me recordé y me di cuenta. Había estado, cierto, pero hace treinta y cuatro años cuando era un mesón, el Choupana. La decoración ha cambiado mucho, sobre todo desde que abrió hace unos meses con este nuevo formato. Hoy es una tapería con un surtido singular de ensaladas, todas con nombres de pintores gallegos, de tapas, de platos, incluso tienen menú del día a mediodía. Un lugar para el picoteo compartido o para una cena ante una gran pantalla de televisión.
Cafetería Ecos es eso, una cafetería. Y se encuentra en la acera menos comercial de la calle Urzaiz. Pero después de décadas abierta día y noche, o al menos casi todas las noches, se ha convertido en uno de los recursos de última hora para quienes salen tarde de trabajar o acaban la fiesta nocturna y se encuentran con hambre. ¿Dónde vamos? Tras la apariencia de cafetería, en su cocina se trabaja las 24 horas del día. Desde los desayunos a la hora en la que casi todo está cerrado todavía, a un plato combinado o un chuletón de ternera.
