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La Manga, capricho natural

DESTRUCCION A TODA COSTA 2010 (DTC2010) La Manga del Mar Menor, Murcia. Junio 2007. (C) GREENPEACE HANDOUT/ PEDRO ARMESTRE- RESTRICTED TO EDITORIAL USE / NO SALES/ NO ARCHIVES
photo_camera La Manga del Mar Menor, Murcia.

Disfrutar de tranquilos baños en comunión  con la naturaleza

Bajo el descriptivo apelativo de La Manga se encierra un curioso capricho orográfico que ha venido siendo uno de los símbolos que mejor identifican el litoral murciano como enclave turístico: un cordón extendido a lo largo de, aproximadamente, 24 km entre Cabo de Palos y la Punta del Mojón, que pone límites naturales a la laguna de agua salada conocida como Mar Menor. 
Junto a las deiciséis playas de La Manga y las calas de Cabo de Palos, el enclave ofrece otras muchas posibilidades para el ocio. Un punto interesante de visita es el poblado de Las Amoladeras, cuya existencia data del Neolítico, donde la Comunidad Autónoma prevé construir un parque cultural reproduciendo las típicas cabañas de paja y adobe. Restos de murallas griegas pueden contemplarse todavía en las inmediaciones de la Cala del Pino. 


Edificios emblemáticos de la zona son el Faro de Cabo de Palos, impresionante construcción de 1865, y el pequeño Faro del Estacio, que custodia la entrada al único canal navegable del Mar Menor.
Los amantes de los humedales encontrarán dos zonas de enorme interés, las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, al norte de La Manga, y las Salinas de Marchamalo, al sur. Contemplar el atardecer desde las salinas constituye todo un privilegio. 
Al final de La Manga se encuentra la zona conocida como Veneciola donde termina la carretera. La soledad de sus playas lo convierten en un lugar muy recomendable para los que buscan un baño tranquilo. Allí se encuentran las antiguas construcciones de La Encañizada, arte de pesca tradicional en la zona, y aún puede contemplarse las cañas que servían para apresar el mújol y otras especies típicas del Mar Menor playa de la manga.


Una ruta muy interesante, para realizar a pie o en bicicleta de montaña, es la que parte desde Cala Reona, en Cabo de Palos, hasta Calblanque. Las impresionantes vistas que se contemplan desde la Punta de los Saleros a Punta Espada aseguran un recorrido de elevado interés paisajístico. El sendero está sembrado de antiguos pozos de minas, de profundidad sobrecogedora, debidamente señalizados. La vegetación está compuesta por palmitos y plantas aromáticas como la lavanda, el tomillo y el espliego. Al final del recorrido se aprecia la belleza de las playas de Calblanque que permanecen ajenas a la actividad turística, sin edificaciones y rodeadas de montañas.

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