LA CRÍTICA

“Mascotas 2”

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La segunda entrega de la pelicula de animación no aporta novedades y se limita a reforzar aquellos aspectos que funcionaron bien en la primera parte

Regresan el perro Max y sus compañeros Gidget, Chloe, Mel, Luke y Pompón, todos ellos mascotas que mantienen curiosos secretos en su vida en la ciudad de Nueva York cuando sus dueños no están en casa. Claro que la vida de Max cambiará por completo cuando aparezca Liam, un bebé que es el hijo de su adorada dueña Katie. Será entonces cuando les tocará vivir una aventura en la que Max tendrá que enfrentarse a sus miedos, y aparecerán nuevos personajes como Daisy, Rooster o el Capitán Pompón.

Esta secuela de la película de animación “Mascotas” (2016) vuelve a estar dirigida por Chris Renaud (“Gru 2. Mi villano favorito”) y escrita por Brian Lynch (“Los minions”).

Lo más destacado que se puede decir de esta cinta es que no arriesga y se limita a profundizar en aquellas cualidades que funcionaron bien en la primera parte. En esto no hay novedad alguna ya que suele algo que se repite en la mayoría de secuelas que se realizan.

La primera entrega de Mascotas se basaba en el principio del “slapstick”, esa comedia vertiginosa en la que no tiempo para profundizar en otras cuestiones. En “Mascotas 2”, lo cómico sigue primando sobre otras cuestiones aunque en esta ocasión se ha apostado por profundizar en dos tramas más diferenciadas de cómo se había hecho en la primera entrega. Aunque todo se supedita a conseguir mantener al espectador con una sonrisa en la boca. Para ello se opta por el continuismo pero con la inevitable pérdida del factor sorpresa.

El humor vuelve a ser sencillo, accesible para todos los públicos sin tener que orientarlo de forma clara hacia los más pequeños de la casa. Obviamente ellos son el auténtico público objetivo de ‘Mascotas 2’, pero lo que permite triunfar a la película -y también a su predecesora- es que se busca la ligereza sin caer en lo infantil.

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